Cap.8

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Desperté sobresaltada. No sabía dónde me encontraba en estos momentos, sólo sé que me dormí. Al ver la casa de Kendall me quedé más tranquila, y una sonrisa se dibujó en mis labios cuando lo vi debajo de mí tan tranquilo, durmiendo plácidamente. 

Ahora lo recuerdo todo. Pedimos unas pizzas para cenar, y luego pusimos una película. Esa película duraba cuatro horas, y supongo que nos aburrimos y caímos en el sueño. 

Froté mis ojos con suavidad para despejarme un poco y miré el reloj de pared. Las dos de la madrugada.

Mis ojos recorrieron la pared decidida a despertar a Kendall e irnos a dormir en su cama, ya que por más cómoda que me sintiera durmiendo en su pecho, comenzaba a tener un poco de frío. Visualicé las fotos de su familia. Seguían en el mismo estante y en la misma posición en que los vi por primera vez. Me sentí mal por unos instantes, recordando el cadáver de su padre tendido en su tejado. Fue todo tan horrible. Admiraba a Kendall por haberlo superado y por mirar la vida de otra forma ahora. Lo que temía era que volviera el día de Navidad y que volviera a caer en el suicidio.

Besé sus labios con delicadeza. Él gimió con los ojos cerrados, acomodándose en el sofá. Reí y acaricié su mejilla, dulcemente para que no se despertara de sopetón al igual que yo.

-Hey... Despierta, bello durmiente.-Bromeé susurrando en su oreja. Volvió a jadear y abrió los ojos lentamente.

-¿Qué hora es?-Preguntó con una voz ronca.

-Las dos de la mañana. Será mejor que vayamos a tu habitación, aquí comienza a hacer frío.

-Cinco minutos más...-Murmuró medio atontado. Reí negando con la cabeza, mientras tiraba de su mano y lo hacía levantarse.- Tengo sueño...

-Lo sé, pero no voy a dejar que te resfríes estando así. Ponte tu pijama y vayamos a tu habitación.-Repetí.

Bufó algo cansado y se rascó la cabeza, alborotando su cabello más de lo que estaba. Parecía tan adorable. Se levantó del sofá con pesadez y se tambaleó un poco, pero con mi ayuda, conseguimos llegar a su cuarto sanos y salvos.

Me tendí en su cama, metiéndome entre las sábanas, ahora bastante frías. Olían a él. 

-Carol...-Susurró un poco más espabilado. Lo miré.- Yo duermo en bóxers...

-No me importa. Sólo quiero que no te enfermes.

Sonrió un poco de lado y asintió, quitándose su camiseta y dejando nuevamente a la vista esos pectorales y abdominales tan bien marcados. Luego se quitó los pantalones y los zapatos, quedándose en calcetines y calzoncillos. Me di cuenta que las heridas de sus piernas habían cicatrizado, apenas se veían. Eso era una buena señal. Por lo contrario... La cicatriz de su costado seguía igual que siempre.

-Entra. Hace frío.-Le pedí cuando noté que mis dientes comenzaban a castañear. No me gustaba esto de calentar la cama todas las noches. Ahora estaba temblando.

-Mmm... ¿Quieres que caliente la cama por ti?

-Maldito pervertido.-Susurré soltando una carcajada. 

Entró y se posicionó a mi lado, rodeándome con sus brazos y quedando detrás de mí. Me encantaba esta posición, me hacía sentirme protegida. Di un suspiro de alivio cuando la calidez de Kendall comenzó a hacerse notar en la cama, ahora ya no tenía tanto frío.

-Ken.-Mumuré llamando su atención. Por suerte, aún no se había dormido.

-¿Sí?

-Ehm... La chica... La chica de la fiesta... Ya sabes, la que nos insultó cuando estábamos besándonos.-Tragué saliva con fuerza.- ¿De verdad que no la conoces?

-Ya te lo dije antes, Carol, no la había visto en mi vida.

-No te gustará, ¿Verdad?

-¿El qué?

-La chica.-Dije con miedo. Él se tensó y tardó en contestar, entonces me arrepentí de haber preguntado eso. Tal vez había herido sus sentimientos.

-¿Por qué dices eso?-Preguntó con un hilo de voz.

-Yo... No sé, vi que la mirabas mucho.

-Odio que pienses que me gustan otras chicas, Carol. Sabes que tú eres la única.-Dijo besando mi cabeza.- No tienes motivos para estar celosa, no la conozco, y si la miré mucho es porque llamó mi atención. Me ofende que pienses eso.

-No lo pienso, tan sólo... Mmm... Bueno, era curiosidad. Confío en ti, sé que no vas a serme infiel. Y menos con una desconocida, yo... Perdón, no pensé al preguntarte esto. Lo siento.

-Está bien. No me enfado.-Besó de nuevo mi cabeza.- Ahora tengo sueño.

-Vale. Buenas noches, Kendall.

-Buenas noches, linda.

Sonreí cuando me dijo linda, pero esta vez me costó conciliar el sueño. No era porque estuviera incómoda, al contrario, con mi novio a mi lado me sentía de lo más bien. Kendall se durmió unos minutos después de desearme buenas noches, pero yo tardé bastante. No podía dejar de pensar en esa tal Nancy, y por qué había hecho ese estúpido comentario.

Spring Breeze {Kendall Schmidt}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora