𝐋𝐈𝐄𝐒 | ❝You"ll never know the
psychopath sitting next to you
you"ll never know the
murderer sitting next to you.❞
Madelaine tiene una vida a base de mentiras, donde puede sacar su lado más oscuro y cruel sin que nadie se dé cuenta, pero todo ti...
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CON la luz de la luna en todo su esplendor, Madelaine y Theo salieron de la biblioteca de la escuela en busca de la motocicleta de la chica.
Para esos momentos, Madelaine ya se estaba arrepintiendo acerca de querer enseñarle a conducir, el chico no había quitado su estúpida sonrisa de la cara como si pensara que todo estaba haciéndose a su favor, ella sabía que las cosas no eran así, pero de todas maneras nadie le quitaba las ganas de estrellar su puño en el bello rostro del castaño.
Al llegar al lugar donde se encontraba estacionada la motocicleta, Theo soltó un silbido al ver aquel vehículo.
— ¡Vaya motocicleta! —murmuró un poco bajo.
La chica hizo caso omiso a su comentario y se acercó a su motocicleta para sacar su casco de ella.
El resplandor de la luna se reflejaba en la cara de la chica, haciéndola lucir tranquila y más linda de lo normal. Theo no sabía que era, pero por alguna razón se sentía un poco embelesado al verla. Madelaine podía tan solo respirar, pero por alguna razón le era casi imposible apartar su mirada.
El castaño salió de su ensoñación al escuchar su nombre salir de los labios de la chica, presto atención y se dio cuenta de que, frente a él, ella tenía las manos extendidas proporcionándole un casco.
— Toma, póntelo.
Theo tomo el casco entre sus manos, pero antes de hacer otro movimiento se dio cuenta de que solo había uno, y definitivamente no dejaría que la chica fuera sin uno.
— Espera. Deberías usarlo tú —Madelaine alzo una ceja en respuesta y sonrió de lado. ¿Él enserio esperaba que ella usara esa cosa? Si no fuera por Melissa, ella ni siquiera tendría ese pedazo de chatarra.
Algo que amaba era la adrenalina, y solo podía sentirse libre y de esa manera recorriendo lugares con su motocicleta; sintiendo el viento chocar en su rostro, ver hermosos paisajes a su alrededor. Pese a que, comparada con su velocidad sobrenatural, el ir en motocicleta no era tan rápido como correr ella misma, se sentía diferente. Era un tipo de velocidad distinta, era rápido, pero no tanto, podías observar muchas cosas en el camino y sin duda no tenias que mover tus pies.
Madelaine amaba su motocicleta al igual que amaba el peligro.
— Yo soy la experta en motocicletas, tu eres solo mi alumno —la chica sonrió con superioridad y con un pequeño empujón regreso el casco al chico—. Así que póntelo o se cancelan las clases; tú decides.
El chico en respuesta solo sonrió forzadamente y suspiró: — Lo que usted ordene, maestra.
