CAPÍTULO 9

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Este capítulo se lo quiero dedicar a @nayeluni23, por su apoyo, y hasta me hizo promoción en Facebook jsjs, te quiero mucho ♥️, espero te guste el capítulo. Y así como ellas me faltan muchas más, la verdad es que agradezco el apoyo de todos, por ello les dedicaré capítulos, gracias por todo, en serio.

🤡⚠️

Biel.

Miro a Atenea, quién luce aún incrédula después de leer la noticia y he de admitir que siempre se me hizo estúpido el que Adán tratara de ocultar el huracán que se a formado ante el hecho de que fue revelada la presencia de Adán en el hospital y el porqué exactamente, lo cual obviamente iba a revolucionar al mundo, pero Adán suele descuidar algunas cosas cuando se centra en otras y este fue uno de sus muchos errores.

—Shh —responde el pelirrojo en busca de que Atenea no mencioné más sobre ese tema.

Veo que va a decir algo, pero se abstiene y decide ignorarlo, así que con cautela me siento en el sillón sacando el móvil para ver vídeos en tiktok.

— ¿Qué haces? —cuestiona ella de repente.

— ¿Celosa? —la molesto.

—Sí, ahora respóndeme —me exije y solamente me río.

Es Atenea y obviamente no se toma esto bien, y cuando me doy cuenta, parece un gato salvaje con rabia arrebatándome el móvil de forma inhumana para ver qué veo.

—Eres una salvaje —me quejo ante los rasguños que ha dejado en mis manos.

Ella me ignora y comienza a revisar todo lo que estaba viendo, así que molesto la tiró del sillón.

—A ver si así dejas tu insolencia, babosa —le saco la lengua y me cruzo de brazos.

Ella comienza a pataletear en el suelo y siento la impotencia al ver que ninguno de nosotros nos inmutamos al ser reacios ante reclamos, inconformidades y demás, obviamente es aún peor ante berrinches y lo noto cuando Adán la levanta irritado y la lleva de nuevo a la cama pidiéndole que se comporte.

— ¡Basta, Atenea! —frunce el ceño molesto y le arrebata el móvil—, mira a ver si te comportas que estos actos no son de una señorita —se queja y se acerca a mí para darme el móvil.

Tomo el móvil mirando a Atenea, quien ha decidido darnos la espalda y hacerse ovillo en la cama tapándose con las sábanas. Adán la ignora y Gael medianamente de acerca a ver cómo está pero ella parece ni respirar.

—Atenea —la llamo y no me responde, lo cual hace que me levante yendo a por ella.

Cuando me voy a acercar Adán me hala de la mano y niega con la cabeza.

—Déjala, a ver si aprende a comportarse —exclama con severidad mirando a Atenea que aún sigue envuelta y mira a Gael—, eso también va para ti —lo señala con el índice y sale de la habitación.

Gael se aleja un poco de Atenea pero no la pierde de vista, yo me acerco un poco más y comienzo a molestarla buscando que me hable, pero no lo hace, no se mueve, así que opto por destaparla y mirar cómo está, mientras ella se mantiene seria mirando a la nada.

—Déjame —pide cansada, tratando de taparse de nuevo.

Suspiro y me acuesto con ella en la cama, abrazándola por la cintura.

—No seas caprichosa —pido acariciando su cabello.

Ella se da la vuelta y me abraza ocultando su cara en mi pecho, así que continuo acariciando su cabello mientras Gael se acerca deslizándose en la silla con ruedas y  comienza a molestar a Atenea.

— ¿Por qué son tan molestos? —increpa golpeándolo con una almohada.

Ante tal acto puedo ver las marcas de sus brazos y trato grueso, recordando todo lo sucedido ese día, el sentir cómo lo que catalogaba vida caía ante mí al ver lo único bueno que había logrado conseguir en esas condiciones.

—Molesta que eres tú —se queja Gael peinando su cabello.

Atenea rueda los ojos y se acuesta mirando hacia el techo.

—Hace mucho no me hablas de eso —digo de repente al verla mirando nada en específico.

Verla haciendo eso me recuerda cuando íbamos a la azotea de mi casa y mirábamos las estrellas mientras ella me contaba sus sueños, todo lo que había vivido con su familia y se quejaba de series, películas y demás como si estuviese en un vídeo de YouTube.

—Supongo que no haya nada que contar, ya todo lo sabes —responde sin interés.

—Quizá porque no sé nada es que te niegas a hacérmelo saber —exclamo dándome la vuelta para mirarla.

—Iré a tirarme del sexto piso un momentico —avisa Gael.

Atenea y yo asentimos sin interés y unos segundos después ella habla.

— ¿Cómo putas se va a tirar un momentico de un sexto piso? —se queja.

Me río ante su reclamo y me acuesto mirando al techo.

—Empiezo a aborrecer a Adán —confiesa de un momento a otro y la volteo a mirar sorprendido por su declaración.

— ¿Y ese milagro? —exclamo con una sonrisa.

—Oye, hijo de tu mamá —se molesta.

Me vuelvo a reír ante su reclamo y apretó sus mejillas con felicidad.

—Deja la coca, el vicio es malo —bromea.

— ¿El vicio yo? ¡Ja! La adicta eres tú —menciono burlesco.

—Claro que no —se queja y cruza de brazos.

—Claro que sí —le saco la lengua.

— ¡Qué no! —se exaspera.

—Atenea, te encontramos saltando en una tabla uniforme y dijiste que era un sube y baja —le reclamo con un poco de burla, pues recordar el momento es gracioso.

—Fue un pequeño inconveniente —se defiende.

—Vomitaste encima de Gael.

— ¡Qué fue un pequeño inconveniente!

—Te montaste encima de una vaca, según tú y era un toro, el cual te llevó por todo el potrero y te tiró en la caca.

—Eso no fue nada —trata de restarle importancia.

—Atenea, un perro te arrastró por más de veinte metros —me río.

Ella abre la boca para quejarse, pero al saber que no tiene cómo defenderse t se cruza de brazos para comenzar a hacer un berrinche, en el cual decido dejarla así y ella al ver que ni le respiro cerca toma el control y se pone a ver la televisión.

No sé cuánto tiempo pasa, pero Atenea se ha quedado dormida y me decido por salir y dejarla con Gael, pues necesito dormir.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto confundido al ver a Adán esperando en la puerta.

—Ve a casa, Biel, debo de arreglar las cosas con ella —responde entrando a la habitación.

Ruedo los ojos y le saco la lengua para después tomar mi rumbo y volver a casa.

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