CAPÍTULO 12

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Nuevo integrante, una familia.

Meneo mis caderas en busca del orgasmo, Adán palmea mi trasero y yo jadeo en respuesta, tengo mis manos atadas a la espalda y la cara contra en colchón, llevamos así más de diez horas;  minutos después siento lo que he anhelado durante todo este tiempo, Adán sale de mi interior y se acuesta en la cama, yo me siento en su regazo dejando su miembro en mi interior.

—Debo de irme pronto —avisa acariciando mi mejilla.

—No, debo de decirles algo —repito agitada.

Él asiente y me da un beso, minutos después volvemos a follar.

🤡⚠️

Me levanto de la cama cuando Adán sale del baño, me ducho y salgo con un toalla, me pongo un vestido lila con margaritas por toda la prenda y mis hermosas pantuflas de ovejitas.

—Baja a la sala —le indico a Adán.

Él hace caso y sale de la alcoba, yo me miró en el espejo y me pongo una diadema de mariposas, cuando he terminado bajo a la sala y me paró frente a los tres chicos que me miran curiosos. Respiro hondo y hablo.

—Estoy embarazada —anuncio tocando mi vientre.

Gael abre los ojos impactado mientras que Biel mira mi vientre, Adán se pasa las manos por la cara con frustración y suspira. Gael y Biel se acercan a abrazarme, acarician mi vientre y vuelven a sentarse, Adán se acerca y me abraza, luce extraño, por lo cual antes de que se separe hablo.

— ¿Qué ocurre? —pregunto en un susurro.

—Que has pasado los seis peores días de tu embarazo —responde de la misma forma.

Se separa y se sienta con los otros dos, todos se miran y Gael habla.

—Deberíamos de mudarnos, la casa es muy pequeña —propone.

—Sí, y contratar gente del servicio para que haga la comida y todo eso —apoya Biel.

—También deberíamos de contratar equipo médico para que estén pendientes del embarazo —continúa Adán.

—Oh, y los nutriólogos para el niño —recuerda el rubio.

—También debemos de comprarle la ropa y decorar el cuarto —informa el pelinegro.

—Oh, nos falta demasiado, debemos de comprar los juguetes, también hacerle un parque en el patio de la casa, debemos de iniciar el proceso con el pediatra y hacer la mudanza, sin contar que debemos de hacer una fiesta para celebrar la noticia —exagera Adán.

—Oh, sí, debemos de empezar los cuidados con Atenea, creo que sería hasta peligroso el que respire demasiado fuerte, no se puede mover mucho y tendremos ciertas limitaciones a la hora de tener relaciones con ella si es que las tenemos, no podemos disgustarla y hay que darle todo lo que quiera y necesite —concluyen.

Miro a los tres impactada, son demasiado severos y dramáticos, según ellos casi ni me puedo mover y Adán me follo como una bestia anoche.

Así continúan hablando y anotando los cuidados que necesito mientras contactan equipos médicos y buscan una casa. Termino dormida entre los brazos de Adán y cuando despierto ellos dicen que iremos a la casa para que le dé el visto bueno.

— ¿No podían ir solos? —digo con pereza.

—Tiene que gustarle a la futura mamá —me reprocha Biel.

Ruedo los ojos y me pongo una manta para salir y ellos no me lo permiten.

—Ponte algo abrigado, puedes enfermarte —Adán me mira mal.

Estoy por ir a cambiarme pero el regaño de Gael me desconcierta.

— ¡Eres una irresponsable, Atenea! —dice enojado.

Todos lo miramos curiosos y él cruza los brazos.

— ¡Se puso las pantuflas sola! —avisa como si fuera el peor pecado que un ser humano pueda cometer.

Pienso en reír, pero el acto queda mediado cuando el otro par le apoya.

—Gael tiene razón, eres una irresponsable, debes de cuidar al bebé, no puedes agacharte o esforzarte —Adán se cruza de brazos también.

—Sí, debes de ser cuidadosa, casi ni puedes moverte y te pones a hacer esas cosas —Biel me mira enojado y no puedo creerlo.

Son unos dramáticos, están a punto de apedrearme porque me puse yo misma las pantuflas.

—Me voy a cambiar —termino la "Discusión" y me subo a cambiar.

Cuando estoy por ponerme el pantalón los tres abren la puerta con brusquedad, me miran mal y se acercan a mí, Adán me sienta en la cama y me pone el pantalón, Gael le pasa los zapatos y también me los pone; cuando estoy lista bajamos, subimos al coche y vamos a la casa.

Quedo impresionada con tan solo verla, hasta tiene un parque para jugar, por lo cual le doy el visto bueno de inmediato.

— ¿Estas segura? —cuestiona Adán dudoso.

— ¿No les gusta? —pregunto algo desilusionada, ellos niegan y yo suspiró con decepción.

—El parque es muy pequeño, al igual que las alcobas, la cocina no tiene mucho campo, el garaje no tiene espacio para los coches y los muebles no son cómodos, tocaría hacerle demasiados arreglos, pero si te gusta te la daremos —me consuela Adán.

Asiento emocionada y ellos hablan con la chica y en el camino Adán me abraza.

—No se te olvide lo que estabas haciéndome hace unas horas —le recuerdo buscando una forma de manipularlo.

—Calla —me dice entre dientes.

—Me vas a deber algo —le digo y él asiente.

Llegamos a la casa y ellos me ayudan a subir las escaleras como si no pudiera caminar, me dejan en la cama y yo llamo a Adán.

—Traeme unos cupcakes y un café —le ordenó.

—No te pases o te voy a castigar —me advierte.

Ruedo los ojos y lo saco moviendo mi mano, al poco tiempo él llega con mi pedido y se acuesta a mi lado, trenza mi cabello y cuando acabó me acuesto en su pecho.

—Quiero ver una serie —le digo.

Adán baja y trae su iPad, me lo pasa y cuando está por acostarse le hablo.

—Quiero unos Takis, dulces, tacos y sandwich —le sonrió.

—Atenea, no te puedo traer comida mexicana a Francia, no hay —me reprocha.

—Pues haces los tacos y me encargas los Takis —me cruzo de brazos.

—Bien, como digas, patrona —se burla.

A la media hora vuelve con la comida.

—Tardaste mucho —me quejo.

—Perdone patrona, es solo que la comida se tarda en cocinarse —se defiende.

Miramos la serie "Lucifer" y cuando acaba el capítulo Adán me mira.

— ¿Un polvo o te freseas? —me sonríe y se sube sobre mi.

Río por su pregunta y asiento, Adán deja el iPad en la mesa y cuando está por empezar su de "Felicidad" la puerta se abre y deja ver a Gael, quien mira mal a Adán y lo deja lejos mío.

—Quieto —advierte—; ni se te ocurra, Adán —lo amenaza.

Biel entra y hace una cara dramática al ver la situación.

—En mi propia casa, Pablo Lorenzo —grita dramáticamente y me río.

En definitiva Biel es mi favorito por estas cosas con las que sale, o sea son tan icónicas.

—No exageres —le responde el pelirrojo.

—Es que te pasas, Ana Karen —se cruza de brazos.

Y así termina mi día, con las frases de Biel, Gael peleando con Adán y Adán rodando los ojos mientras me hacía señas para posponer nuestro "Momento".

Damn ClownsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora