CAPITULO 5

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EL PRIMERO DE MUCHOS

Adela

Bajo con el mayor intento de disimular el dolor de mi entrepierna.

- Papá, mamá que hacen aquí, pensé que estaban de viaje –

- Si hija, pero hoy llegamos y además nos llamaron de la escuela, ¿Por qué no fuiste hoy?, ¿Y porque estás aquí? -

- Hoy he tenido mucha migraña y falte por eso, a ver si me sentía mejor y no, así que decidí venir aquí ya que es un lugar muy silencioso y tranquilo -

- Entendemos hija, pero a la próxima avísanos, así no nos preocupamos tanto -

- Si señora, pero ¿cómo sabían que estaba aquí? -

- La cabaña, tiene una alarma en caso de ladrones y eso nos avisó, así que asumimos que eras tú ya que no estabas en casa -

- Oh entiendo -

- Hija y ¿David? -

- El vino y me dejó aquí, y después le dije que se fuera y pasará mañana temprano por mi -

- Eso está muy bien, entonces nosotros nos vamos, descansa hija -

- Gracias, nos vemos mañana en la mañana –

- Si llegas antes de que nos vayamos si hija –

- No comprendo, para donde se van –

- Un viaje de la empresa -

- Pero acabaron de llegar, no se podrían quedar este fin de semana, acabaron de llegar –

- No hija, perdón, pero en un viaje de negocios importantes –

- Está bien, entonces hasta después –

Les doy la espalda y espero a que se vayan para ir a encerrarme al baño, no entiendo por qué no se pueden quedar, no pasan ni dos días seguidos conmigo y de repente ese sentimiento de soledad y vacío vuelven a mí, es una sensación tan horrible que no puedo evitar llorar.

- Adela, ¿estás bien? – olvide por completo que estaba con David.

- Si, salgo en un momento – no quiero que me vea así.

- Te espero abajo, voy a ir haciendo la cena -

- Gracias – me limpio el rostro y espero unos minutos más para calmarme y salgo del baño.

- Ya casi esta lista la comida, ve sentándote – solo le obedezco, sin decir ni una sola palabra – oye -

- Dime -

- Ven para acá – me coge como si fuese un bulto de papas y me sube a su hombro.

- Estás loco, ¿Qué estás haciendo? -

- Te voy a dar un orgasmo a ver si se te pasa eso que no me quieres decir -

- Te dije que estoy bien, por favor bájame -

- No, no estás bien y tampoco te voy a bajar – llegamos al cuarto y me tira LITERALMENTE sobre la cama, devora mi boca, y eso era lo que necesitaba, lo agarro del cabello para profundizar más el beso, aprieta fuerte las nalgas y de mi boca sale un gemido, que de inmediato es silenciado por su boca, acaricia mis pezones y nuevamente empieza a besar todo mi cuerpo, masajea mi clítoris e introduce dos dedos en mí.

- ¡¡DAVID!! – me embiste con sus dedos cada vez más rápido, los saca y los reemplaza por su lengua, lame y chupa mi clítoris a su antojo, aumenta su ritmo y me siento en el paraíso, creo que estoy cerca – Ahh – suelto un gemido desde lo más profundo de mi garganta y siento mis ojos adormecidos, trato de normalizar mi respiración, mientras mis piernas no paran de temblar y creo que, si llegue, si así se siente un orgasmo, quiero mucho más.

- ¿Ya estas mejor? -

- Estoy de maravilla – una gran sonrisa se forma en mi rostro y en el del igual.

- Me alegra saber que causo eso en ti, ahora vamos a comer algo y me cuentas que le dijiste a tus padres – los nombra y de una vez se borra la sonrisa, a pesar de todo ellos me hacen falta, siempre están ausentes, esa es otra razón por la cual no quiero alejarme de David, el llena un poco ese vacío y me hace sentir feliz – Adela ¿dije algo malo?

- No, vamos y te cuento -

- Está bien – me sirve lo que hizo de comer y cocina muy muy bien.

- Vaya, no está nada mal -

- Me alegra que te guste, ¿tu cocinas? -

- No en absoluto, soy pésima -

- ¿De verdad? -

- Si, porque crees que hay alguien que me prepara la comida -

- Mmm porque eres una niña consentida -

- No tonto, primero no soy consentida y segundo es porque todo lo que hago queda incomible -

- Oh entiendo, si quieres yo te puedo enseñar -

- ¿A cocinar? – lo miro y me muerdo el labio inferior, es que el fuego que el produce en mi interior es incontrolable, el enarca una ceja y se levanta hasta quedar al frente mío.

- A cocinar y a lo que tú quieras – lo enrollo con mis piernas y lo jalo de la camisa.

- Después la clase de cocina, por hoy quiero clase de sexo.

- Tus deseos son ordenes – me levanta de la silla y yo sigo enrollada en el cuerpo de él, nos adentramos en un profundo beso, me recuesta en el sillón, mientras me desviste – eres tan hermosa – acaricia mis pezones y en seguida se lleva uno a la boca y después el otro, se pone un condón y entra poco a poco en mí, y de verdad duele pero mi placer es mucho más grande que el dolor – ya te entro todo – me susurra al oído eso y no tengo ni la más remota idea del porque eso me calienta, sigue con sus embestidas lentas y suaves, pero mi cuerpo me pide más.

- M-más fuerte –

- ¿Estás segura? -

- Si – sus embestidas empiezan a ser más rápidas y fuertes, escucho el eco que hacen nuestros cuerpos a la hora de chocarse y a eso le sumo nuestros gemidos, eso es música para mí.

- ¿Puedo? – pone su mano en mi cuello esperando mi autorización para ahorcarme y asiento muy convencida con la cabeza – creo que te va a gustar el sexo duro – le sonrió y empieza hacer presión en mi cuello y eso me encanta, el, su cuerpo me encanta.   

TU CUERPO, MI NECESIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora