10. No querer a alguien de otro tiempo.

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Quería a Draco, a Hermione también, de hecho, aún lo hago, aún los quiero a ambos, aunque probablemente ni recuerden mi existencia después de tantos años.

Querer a alguien de otro tiempo es como ponerte una soga en el cuello y esperar a que, eventualmente, te ahorque.

Quedarse en otro tiempo que no es al que perteneces es difícil y peligroso. Podrías alterar el futuro— es decir, tu tiempo —de una manera catastrófica. Además, a menos que odies a todos tus familiares y amigos, siempre tendrás un sentimiento de nostalgia y perdida que no se desvanece con el tiempo. Yo no quería particularmente a mi familia, pero a mis amigos sí, de una manera extraña, pero los quería.

En ese momento aún no extrañaba del todo mi tiempo, me estaba tomando el estar en el pasado como unas vacaciones, llevaba solo unas cuantas semanas allí, eso no es mucho tiempo, al menos no me pareció que lo fuera.

Desde que había besado a Hermione en la biblioteca, habían pasado tres días, y estaba decidida a invitarla a salir.

— ¿La vas a invitar a salir?—preguntó Draco.

Estábamos en la sala común, iluminados solo por las velas flotantes del lugar, la luz de algunas daba directo al agua y reflejaban sus ondas por todo el lugar.

—Ajá. —respondí sin estar muy interesada en conversar, estaba más ocupaba pensando a dónde diablos podía invitarla a ir.

—Te ayudo. —ofreció rápidamente. Lo miré mientras alzaba mis cejas.

— ¿Cómo me vas a ayudar?

Draco se quedó en silencio un momento, entonces me sonrió.

—Te ayudo a planearlo todo—dijo—. Seguro no tienes ni idea de a dónde llevarla.

Me quedé callada, tenía razón.

—Escuche por ahí de algo que llaman La Sala de los Menesteres—comentó—, piensas en lo que necesitas antes de entrar, entonces lo tendrás... si está dentro de ciertas leyes, claro. Todo tiene límites.

— ¿Cómo que leyes?

—No crea comida, ni bebida—dijo—. Supongo que habrá otras cosas, pero eso es lo más importante. Buscarás comida y bebida, le harás una cena romántica, del entorno se encarga esa sala mágica.

— ¿Y eso es todo?—pregunté—. ¿Así de simple? ¿No voy a tener que venderle mi alma a un demonio?

—Estás loca—él rio—. No, no tienes que vender tu alma, la sala se encargará de todo, será simple.

—Quiero verlo antes.

—Como quieras—se encogió de hombros—. Será mañana, ya verás que te gustará.

No confié del todo, en mi opinión, una sala que podía ser cualquier cosa, era demasiado buena para ser verdad.

★★★

La sala sí existía y era exactamente como Draco la había descrito.

Él me había dado las instrucciones precisas de cómo hacerlo cuando me llevó al séptimo piso y me detuvo frente a un tapiz horrible. Tenía que dar pasar tres veces por esa pared mientras pensaba con claridad en lo que quería, sonaba demasiado simple y yo aún no creía del todo, así que cuando apareció una puerta, de verdad me sorprendí.

—De incrédulos está lleno el mundo. —se burló de mi expresión, entonces abrió la puerta, mostrando justamente en lo que había pensado.

No me había entusiasmado mucho en pensar en algo, solo había pensado en unas cuatro paredes llenas de estanterías, admito que pensé un poco en la biblioteca cuando lo vi, pero era justo lo que había pensado.

La guía del viajero en el tiempo, por Pansy ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora