11. No desear cosas que jamás pasarán.

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Aunque Draco se haya inventado mil y una formas sobre cómo debía invitar a Hermione— y una de ellas incluía que me vistiera como Voldemort y le hablara en pársel, plan que hubiera fracasado por dos razones; primero, tengo nariz; segundo, no sé hablar pársel. Draco era extraño, a veces pienso que quizás se drogaba —, había terminado invitando a Hermione diciéndole un simple «Encuéntrame en el séptimo piso a las ocho y media».

—Mis planes eran geniales. —se quejó en voz alta mientras volvíamos a la sala común.

—Si son tan geniales, úsalos con alguien más.

—Quizás con Alice...

— ¿A la que le robaste el vestido?—pregunté, interrumpiéndolo—. Por Merlín, tienes una forma muy extraña de conquistar a las personas.

—Tú cállate, señorita «la besé en la biblioteca y luego huí por miedo al rechazo». —se burló, entonces me arrepentí de haberle contado que eso había sucedido.

—Pero funcionó—me defendí—. No sé si a esa chica le guste que llegues vestido de Voldemort e intentando invocar demonios con lo que seguro será un pésimo intentó de hablar pársel.

—No me has escuchado intentando hablar pársel, no sabes nada.

Me detuve cuando llegamos a la pared de piedra que debía abrirse para dar paso a nuestra sala común, y volteé a mirarlo.

—Bien, muéstrame.

Él hizo unas expresiones extrañas y luego comenzó con un siseo extraño, que me hizo reír.

—Aún te falta practicar—dije, y luego susurré la contraseña—. Sonabas como un globo desinflándose. —me burlé mientras la pared se abría para darnos paso al interior de la sala común, yo entré primero y él me siguió mientras se quejaba.

—Voldemort temblaría ante mi maravillosa forma de hablar pársel.

Me reí.

—Claro, es una lastima que esté muerto, si te escuchara, seguro moriría de nuevo—él asintió—, por la pena ajena que le ocasionarías.

— ¡Eh!—se quejó.

—Voy a ponerme el vestido, no falta mucho para las ocho.

—Son las seis y media—dijo, pero lo ignoré mientras subía las escaleras que me llevarían al pasillo en el que estaba mi habitación—. Sabes que no puedo subir, esto es injusto. —se quejó desde abajo, lo ignoré y luego lo escuché maldecir a los fundadores de Hogwarts por hacer que las escaleras se volvieran una especie de tobogan cuando los muchachos querían subir a nuestras habitaciones.

—Yo no hago las reglas. —le dije cuando llegué arriba.

Él siguió quejándose y yo solo sonreí. En ese momento solo podía pensar en que, si tenía que volver pronto a mi tiempo, lo extrañaría incluso más que a Hermione.

★★★

Cuando bajé a la sala común con el vestido puesto, Draco me sonrió y silbó.

— ¿No quieres dejar a Granger plantada y mejor quedarte conmigo?—supe que era broma por la sonrisa en su rostro, así que reí.

La mayoría de las personas en la sala común me miraban, quizás preguntándose por qué usaba un vestido tan tarde, cuando no había nada que hacer.

—Deséame suerte.

Él negó con la cabeza.

—Considerando lo bien que te ves, no lo necesitas—respondió—. ¿No harás nada con tu cabello?

La guía del viajero en el tiempo, por Pansy ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora