13. No hablar sobre cosas que aún no suceden.

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Ir del futuro al pasado es un asunto complicado, y hablo desde la experiencia.

Tienes que saber perfectamente que decir y que no, pensar mucho tus palabras, intentando no colar ningún dato sobre el futuro que pueda joder todo.

Me parece que no es necesario que diga a lo que quiero llegar, ¿cierto? Pero, por si acaso:

Bajo ninguna circunstancia digan algo sobre el futuro, algo que aún no ha pasado en el tiempo que se encuentran. Podría desencadenar el caos— o eso creo, yo lo hice y no pasó mucho, pero no lo recomiendo —.

Hermione estaba sentada debajo de un árbol— no, no un árbol de mango como el de la canción de Doki... desafortunadamente —. La tarde era cálida, y ella tenía un libros sobre sus piernas y con la mano derecha pasaba las páginas, mientras la izquierda estaba entrelazada con la mía.

Si soy sincera, Hermione ha sido la relación que más me ha llenado a nivel personal, ella me educaba sobre cosas que no sabía y hablaba todo el tiempo sobre lo que pensaba, sobre las injusticias en el mundo mágico y lo que deberíamos hacer para eliminarlas.

— ¿Sabes?—comenzó a hablar, sin despegar su mirada de su libro—. Los magos son tontos.

— ¿Por ser hombres?—pregunté, entonces ella me miró y se rio—. ¿O te refieres a todas las personas mágicas en general?

—A todas las personas mágicas en general. —aclaró.

—Ah sí, sí somos.

Volvió a reír, entonces dejó de mirar su libro y puso toda su atención en mí.

—Es ridículo como tratan a las demás criaturas mágicas—su semblante se volvió serio—, es tan estúpido que traten de la forma en la que lo hacen a los elfos domésticos. He visto a algunos hacer magia increíble, si tan solo les dieran una oportunidad... ¿tienes idea del avance mágico que podrían lograr?

Estoy segura de que por esos pensamientos Hermione se había vuelto Ministra. Se preocupaba por todos y por todo, era cuidadosa y calculaba cada cosa que hacía. Se interesaba en el progreso de la sociedad mágica, si yo misma hubiera tenido edad para votar cuando fue candidata a Ministra, estoy casi segura de que lo habría hecho.

—Por eso serás Ministra de Magia. —solté sin pensarlo mucho, pero cuando entendí lo que había dicho, quise golpearme.

—No lo creo—murmuró Hermione, y privilegió a mi vista con sus mejillas sonrojadas y su expresión avergonzada—. No tengo lo necesario.

La miré con incredulidad. ¿Cómo diablos no iba a tener lo necesario? Era, literalmente, la futura Ministra de Magia, aunque claro, yo no podía llegar y decirle eso.

—Lo tienes—le aseguré, y tomé su otra mano—. Eres tan jodidamente brillante, te preocupas por esas cosas que a otros les darían igual—sonreí—, eres brillante e increíble.

—Te gusto, tu opinión no vale.

Vi su mirada avergonzada y sentí sus manos intentando alejarse de las mías, así que las sujeté fuerte.

—Serás Ministra—le aseguré antes de dejar ir sus manos—. Ya verás, entonces me dirás qué siempre tuve la razón y me invitarás a cenar en algún sitio caro.

Mi voz sonó segura cuando lo dije, aunque tuviera algunas sospechas de que eso no sucedería.

— ¿Por qué a algún sitio caro?—preguntó con una sonrisa.

—Porque sí.

Siguió sonriendo antes de volver a prestar atención a su libro, entonces usó su mano izquierda para volver a tomar la mía, sentí su pulgar acariciar mi piel y sonreí.

—Si me vuelvo Ministra, lo haré—aseguró sin mirarme—. También me aseguraré de que nadie maltrate a ningún elfo doméstico.

—Sé que lo harás—dije con confianza, refiriéndome a ambas cosas—. Además, son tontos al maltratar a los elfos, ¿acaso no saben de las consecuencias que trae? Está la ley en contra de eso.

No fui consciente de lo que dije, hasta que Hermione bajó su libro y me miró con el entrecejo fruncido, entonces quise golpearme.

— ¿De qué hablas?—preguntó notablemente confundida—. No existe ninguna ley.

—Sí...—me quedé sin palabras por un instante—. Quizás me confundí.

Pero Hermione seguía mirándome con extrañeza.

—A veces hablas de cosas raras, Isa.

Me quedé muda un instante, preguntándome a quien le hablaba.

— ¿Quién?

Entonces la mirada de Hermione se volvió en una de preocupación.

—Tú—respondió—. Hablo de ti, Isa—puso el dorso de su mano derecha contra mi frente—. ¿No quieres ir a la enfermería? No tienes temperatura, pero...

—Estoy bien—la interrumpí, sintiéndome tonta por olvidar mi propio nombre falso—. No pasa nada, solo me siento extraña.

—Vamos. —ordenó, soltando mi mano y tomando su libro, entonces se puso de pie.

Me quedé mirándola como tonta, viéndola a contraluz, pude notar que su entrecejo se frunció antes de que me ofreciera su mano.

—Vamos—repitió—. A la enfermería.

Tomé su mano y ella me jaló para que me pusiera de pie.

—Estoy bien. —insistí, pero no puse resistencia cuando ella puso su mano en mi brazo y comenzó a llevarme hacia el castillo.

Ella me miraba cada cierto tiempo, con su entrecejo fruncido y una expresión preocupada.

—Estoy bien—repetí cuando llegamos a las escaleras de la entrada—. De verdad, Mione, estoy bien.

— ¿Mione?—preguntó, soltándome y mirándome con curiosidad.

—Es un apodo. —me encogí de hombros, entonces ella me sonrió.

—Me gusta.

Le sonreí también, pero entonces ella pareció recordar su preocupación y frunció el entrecejo.

—Vamos a la enfermería—abrí la boca para insistir en que estaba bien, de nuevo—. Por favor—agregó antes de que yo pudiera decir algo—. Solo por preocupación, no quiero que nada te pase.

Me sentí especial pensando que ella de verdad se preocupaba por mí. Era lindo saberlo, Hermione me quería y se preocupaba por mí. Era como un sueño, el mejor que alguna vez hubiera podido tener.

—Está bien—cedí, ella volvió a sonreír y volvió a poner su mano en mi brazo—. ¿Y si mejor me tomas de la mano?—me atreví a sugerir, consiguiendo un buen resultado: ella tomó mi mano.

—Bien, vamos.

Subimos las escaleras y entramos al castillo, todo el tiempo me dejé guiar por ella. Aunque, siendo sincera, dejaría que Hermione me guiara incluso a la boca de un dragón, también habría confiado mi vida en sus manos si ella me lo hubiese pedido.

La guía del viajero en el tiempo, por Pansy ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora