Zayn grita mi nombre mientras subo por el sendero que lleva a la nueva casa Tomlinson. Me doy la vuelta y viene corriendo hacia mí, vestido con unos pantalones de pijama de color azul y sin camisa.
Zayn. Mi Zayn.
Se detiene delante de mí, con la respiración agitada. Tiene el cabello negro de punta, despeinado. Se le marcan los músculos del abdomen y parece mucho más desnudo de lo que lo parecería con bañador.
—Harry me había dicho que estabas cerca de la costa —dice jadeando—. Vengo de allí.
—¿Acabas de levantarte?
Se rasca la nuca. Baja la vista y mira lo que lleva puesto.
—Más o menos. Quería alcanzarte.
—¿Y eso?
—Vamos a la playa pequeña.
Nos dirigimos hacia allí y andamos por el sendero como cuando éramos pequeños. Coronamos una colina baja y, después de rodear por detrás la casa donde guardan los rabos de surf y los tubos de buceo, llegamos a la delgada franja de arena clara. Zayn se vuelve de forma tan repentina que casi choco con él y, antes de que pueda retroceder, me abraza. Me atrae hacia su pecho y esconde la cara en mi cuello. Yo le envuelvo el torso con los brazos desnudos, el dorso de las muñecas contra su columna vertebral. Está caliente.
—Ayer no pude abrazarte —susurra—. Todos te abrazaron menos yo.
Su tacto me resulta familiar y extraño a la vez.
Ya hemos estado aquí.Sin embargo, nos sentimos como si nunca hubiéramos estado aquí.
Por un momento, o unos minutos, durante horas, quizá, simplemente soy feliz, aquí, con las manos sobre el cuerpo de Zayn. El ruido de las olas y el aliento de Zayn en mi oído. Estoy contento de que quiera estar cerca de mí.
—¿Te acuerdas la última vez que estuvimos aquí juntos? —me pregunta, con la boca pegada a mi cuello.
Me aparto. Porque no me acuerdo. Detesto mi jodida mente mutilada, lo mal que me encuentro siempre, lo maltrecho que estoy. Detesto haber perdido mi buen aspecto, haber repetido en el instituto, haber dejado los deportes y ser cruel con mi madre. Detesto cómo sigo queriéndolo después de dos años. Quizá Zayn quiera estar conmigo. Quizá. Pero lo más probable es que solo quiera que le diga que no hizo nada malo al dejarme hace dos veranos. Le gustaría que le dijese que no estoy enfadado. Que es un chico estupendo. Solo quiere dejar de sentirse culpable.
Pero, ¿cómo puedo perdonarlo cuando ni siquiera sé qué me ha hecho exactamente?
—No —contesto—. Debe de habérseme olvidado.
—Estuvimos... Tú y yo, nosotros... Fue un momento importante.
—Lo que tú digas —respondo—. No me acuerdo. Y está claro que nada de lo que pasó entre nosotros ha sido muy importante a la larga, ¿verdad?
Sus ojos me observan, desconcertados. Parece pensar en algo durante unos segundos antes de hablar.
—De acuerdo... Ya veo que he sido de lo peor este último tiempo. ¿Estás enfadado?
—Pues claro que estoy enfadado —le digo—. Dos años desaparecido. No me has llamado ni respondido a mis mensajes, no has querido enfrentarte a la situación y lo has empeorado todo. Y ahora me vienes con lo de «Oh, pensaba que no volvería a verte», y me tomas de la mano, y «Todo el mundo te abraza menos yo», y te pones a pasear por el perímetro medio desnudo. Esto sí que es ser de lo peor, Zayn.
Pone cara de decepción. Sus ojos se cristalizan.
—Dicho así parece horrible.
—Sí, bueno, así es como yo lo veo.
Me volteo para que no me vea llorar como un niño pequeño y me trago el nudo que se me ha formado en la garganta. Las emociones florecen dentro de mi, desaforadamente, y me cuesta contenerlas.
—Estoy haciéndolo todo mal —susurra Zayn a mis espaldas—. Maldición, me he pasado todo el maldito verano anterior pensando qué decirte y ahora que estás aquí... Ni siquiera me he disculpado.
—Zayn...
—No, no. Escúchame, Louis —dice, rodeándome y tomándome el rostro entre sus manos para obligarme a mirarlo a la cara. El avellana de sus ojos se vuelve profundo—. Sé que lo he jodido, ¿de acuerdo? Lo sé. Y lo siento mucho. Tienes derecho a odiarme. Pero... estoy perdidamente enamorado de ti, Louis. Eres todo lo que quiero. Y de verdad lo siento tanto, tanto...
Hay lágrimas en sus ojos y le resbalan por las mejillas. Él no teme mostrarse vulnerable, como yo. Entonces asiento con la cabeza.
—Yo también... estoy enamorado de ti –susurro.
Zayn pega sus labios sobre los míos. Siento la suavidad de su boca y el sabor salado de las lagrimas como gotas de océano. Incapaz de controlarme, le rodeo el cuello con los brazos y lo atraigo más hacia mi. Él suelta un suspiro en mis labios y me agarra con tanta fuerza que me cuesta respirar.
Cuando se aparta, estamos sin aliento. Zayn cierra los ojos.
—Nunca fue mi intención herirte.
—Está bien... —susurro.
—No, no está bien. Me odiarás cuando todo esté dicho y hecho.
¿Por qué dice eso?
Sus dedos acarician el cabello que me cae sobre la frente, luego desliza el pulgar por mi mejilla y me roza los labios suavemente con ellos.
—Mereces a alguien mejor que yo, Louis.
Me aparto, avergonzado de no poder decir la verdad. Soy yo el que no está a la altura. Sería yo el que acabaría arruinándolo todo, incluido a él. Acabaría odiándome algún día y no podría soportar ver su mirada cuando llegara ese momento.
—No digas esas cosas —suelto.
—Es la verdad. No quiero ilusionarte. Pero soy un puto egoísta.
Niego con la cabeza.
—Cuando estamos a solas... eres perfecto. Somos perfectos.
Los ojos de Zayn parecen suplicar mientras me mira.
—Dime que me quieres... Por favor, dime que no dejaste de quererme en estos dos años.
—Sabes que lo hago.
—Necesito oírte decirlo.
—Te quiero, Zayn —digo, mientras roza sutilmente sus labios con los míos–. Siempre te quise.
ESTÁS LEYENDO
Pretty boy - Zouis Malikson
FanfictionMi nombre completo es Louis William Tomlinson. Vivo en Doncaster, con mi madre y mis hermanas. Tengo diecinueve años. Poseo una bolsa de papel con un corazón dibujado en medio, la novela de Las Aventuras de Tom Sawyer, una liga negra que llevo en l...