Capitulo 27

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Una noche después, Zayn lanzó unas piedritas contra la ventana de mi dormitorio. Me asomé y lo vi entre los árboles, con la luz de la luna destellando en su piel y los ojos brillantes. Me esperaba al pie de los escalones del porche.

—Tengo unas ganas terribles de comer chocolate —susurró y sacó varios paquetes de chocolate del bolsillo de su campera— ¿Vienes?

Asentí con la cabeza y subimos juntos por el camino estrecho ente los árboles, con los dedos entrelazados. En un momento se detuvo en seco y me atrajo hacia sí. Sus labios cálidos estaban sobre los míos, nuestras manos aún juntas, allí, en mitad del camino, en medio de los árboles.

Por un momento, los dos estuvimos solos en el planeta, con toda la inmensidad del cielo, del futuro y del pasado extendiéndose en torno a nosotros.

Y estábamos allí, sonriendo en silencio cuando oímos voces. Era mi abuelo y su padre, que discutían en la oscuridad, en mitad de la noche, a unos cuantos metros, con voces nada amables. El abuelo escupía que Zayn me había llevado por mal camino, que su familia debería estar avergonzada de los pensamientos y acciones de su hijo, que debían replantearse la educación que le habían dado. Le gritó que si no se iban pronto, rompería la asociación por las malas. Irían a juicio. Quería empujarlo a tomar la decisión de abandonar la propiedad. Que desaparecieran de nuestras vidas para siempre.

El señor Malik le contestó con voz calmada pero seria y profunda que no abandonaría la isla. Que había invertido mucho dinero allí y le dejó claro que sus creencias y desiciones no eran asunto suyo, y mucho menos los gustos de su único hijo.

Zayn y yo nos quedamos escondidos detrás de un árbol, cogidos de la mano. Intentando no respirar, intentando no movernos siquiera.

Un par de días después, el abuelo me pidió que dejara de juntarme con Zayn.

Lo desafié y le dije que no.

El abuelo me dijo que vaciaría los fondos para la universidad si no lo hacía. Le dije que en tal caso era perfectamente capaz de trabajar para pagarme los estudios universitarios. El abuelo llamó a Thatcher y cortó definitivamente cualquier lazo de amistad o complicidad que quedara con los Malik. Ellos se apartaron, pero se negaron a irse. Aún así nosotros seguimos incluyendo a Zayn en todo lo que hacíamos, hasta que mamá le pidió a Zayn que dejara de cenar con nosotros y las demás familias.

—Esto que sucede está exasperando a Keith. Sería lo mejor para todos. Lo entiendes, ¿verdad? Solo hasta que se solucione todo.

Zayn no lo entendió.

Y yo tampoco.

Todos dejamos de ir a las comidas familiares.
Una noche, mi madre me preguntó sobre lo mío con Zayn.

—El abuelo sabe que hay algo entre ustedes. No está contento. Le dije que no puede decidir sobre tus gustos, pero sabes cómo piensa.

Ella me dijo que no fuera tonto.

—Estás arriesgando el futuro —dijo—. Nuestra casa. Tu educación. ¿Y para qué?

—Por amor.

—Una aventura de verano. Olvídate de ese chico, Louis.

—No.

—El amor no dura, Louis. Ya lo sabes.

—No lo sé.

—Bueno, pues créeme, no dura.

—Nosotros no somos papá y tú —dije—. No lo somos.

Mamá se cruzó de brazos.

—Madura, Louis. Ve el mundo tal como es, no como desearías que fuera.

Yo la miré. Mi encantadora madre, con su bonita cabellera y su rostro serio. A ella no se le abrían las venas. No se le salía el corazón del pecho y se le caía en el césped sin poder evitarlo. Nunca se derretía hasta convertirse en charcos. Ella era normal. Siempre. A toda costa.

Pretty boy - Zouis MaliksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora