ᴀᴘᴏᴄᴀʟʏᴘsᴇ | ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ

031: ᴜ́ᴛɪʟ

—¿A qué se debe esa cara de felicidad? —pregunta Tae al verlo entrar—

—No hay nada más placentero que sentirse útil —le besa, el cuello y los labios—, ¿no lo crees?

Su tacto produce un suspiro.

—Quita, Sr. Útil, que hay alguien que te estaba esperando...

Ryujin resopla cerca de suyo.

—¿A ti te parece dejar a una niña sola toda la noche? —dice—

Contiene la risa y ella sigue frunciendo el rostro.

—Pero no estabas sola, Ryujin, Tae y Seulgi estaban contigo —otro resoplido—

—¿Y dónde estaba mi papá? —pregunta poniendo los brazos en jarra—

No puede más y se le escapa una carcajada. La cara de indignación de Ryujin se multiplica.

—Me leerás un cuento al menos, ¿no?

Se arrodilla a su lado y le planta una decena de besos.

—Por supuesto, es más, hoy te conseguí un libro nuevo

—¡Sí! —el enfado ha desaparecido—

Tae le acaricia el cabello.

—Buenas noches

—Buenas noches, Tae —dice la niña sin quitarle los ojos a Jungkook de encima—. ¿Me lo leerás ahora?

—¡Venga a la cama, princesa!

Los ojos expectantes de Ryujin iluminan aún más que la linterna en sus manos.

CAPÍTULO I
Peter aparece

<<Todos los niños, excepto uno, crecen. Pronto saben que habrán de crecer, y el modo en que Wendy lo supo fue este. Un día, cuanto tenía dos años, estaba jugando en el jardín, cogió otra flor más y corrió con ella hasta su madre.>>

<<Supongo que debería de estar encantada, ya que la señora Darling se puso la mano en el corazón y exclamó>>

—¡Oh, por qué no podrás quedarte así para siempre!

<<Esto fue todo lo que sucedió al respecto, pero desde entonces Wendy supo que tenía que crecer. Siempre lo sabes cuando tienes dos años. Los dos años son el principio del fin.>>

<<Como es natural, vivían en el 14 y hasta que llegó Wendy su madre era la persona más importante. Era una señora encantadora, de mentalidad romántica y dulce boca burlona. Su mentalidad romántica era como esas cajitas, procedentes del misterio Oriente, que van unas dentro de las otras y que por muchas que uno descubra siempre hay una más [...]>>

Cuanda mira por encima de las páginas se encuentra con la figura durmiente de Ryujin.

A través del tiempo, del espacio y de J. M. Barrie la voz de la señora Darling aterriza en sus oídos y se pregunta con ella:

—¡Por qué no podrás quedarte así para siempre! —apaga la linterna—

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