Capítulo XXII

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✯Lirios✯

Mey:

No me fui por mucho tiempo. Nadie se percató de mi pequeña ausencia, supongo que tenían en mente que aún sigo en mi habitación.

Todos se encuentran entrenando, esta vez sus respiraciones, pero siendo sincera lucen agotados.

—Otra vez -—la mirada serena de Muichiro llegaba a darme miedo—, una...dos...tres... —todos los chicos metieron su cabeza en un balde de agua.

Los entrenamientos con el son raros, pero me recuerda a Urokodaki...por cierto ¿Dónde estará el? Espero que esté bien.

Unos pasos más y entre a la comodidad de mi alcoba, tomé asiento en mi cama y me recargue. Tenia tanto que digerir, tanto que planear, tanto que pensar.

En un abrir y cerrar de ojos la tarde se convirtió en noche y todos pararon sus actividades para ir a descansar, igualmente imite sus acciones.

Espero que al cerrar mis ojos, el sueño invada mi cuerpo y puedan aclarar mi mente con el descanso.

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Envidio la capacidad de todos para dormir plácidamente, ¡No logró conciliar en sueño!

Tomé el teléfono y mire la hora

—2:32... —suspire y me coloqué mis pantuflas—, un poco de agua no haria mal, tengo la boca seca....—me levanté y camine sin prisa.

Al llegar al comedor, observe las katanas de todos sobre la mesa incluyendo la mia, la tome y justo cuando la iba a regresarla un sonido de una puerta me puso en alerta.

Con cuidado me acerqué para saber de quien se trataba y el alivió llego de inmediato, solo era Rengoku, pero ¿Por qué esta vestido con su ropa de entrenamiento? ¿Por qué está saliendo a esta hora?

Algo no estaba bien, el nunca se iría sin avisar y mucho menos con armas, es posible que solo vaya a entrenar, sin embargo, no son horas de hacer esas actividades.

Me coloque unas botas y una chaqueta, además tome unas armas y empuñe mi katana en mano, tenía un mal presentimiento, uno que hacía que mi estómago doliera.

Mis pasos fueron sigilosos, Zenitsu me ha ayudado a que el ruido disminuya en mi pisar. Por suerte tanto el como los demás no notaron mi presencia.

De ahí mi primer error

Con el paso de los minutos comencé a cuestionarme el destino de mi maestro, dude un poco, pero terminé por hablar.

—¿A...dónde nos dirigimos? —mi repentina pregunta ocasiono un pequeño salto por su parte.

—¡Mey¡ ¡¿Qué estas haciendo aquí!?, deberías de estar en la residencia descansando.

—Lo mismo digo, es demasiado tarde como para dar sus paseos de reflexión...

Espero que solo sea eso,"Paseos de reflexión".

—Por favor regresa, lo digo en serio —me brindó una mirada suplicante y a la vez llena de miedo.

Él...¿Tiene miedo?

—¿Al menos me dirá a dónde va? —lo miré con calma tratando de relajarlo.

—Si te digo ya no te irás, no quiero que te pase algo malo.

—Prefiero ayudarlo, si algo malo le pasará jamás me lo perdonaría —una punzada invadió mi corazón.

Al Fin Nos Encontramos [Tanjiro y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora