Solange nació en una familia de cazadores de vampiros legendaria, y por tanto, es su deber formarse como una.
Desde su inicio en la academia de cazadores, Solange pasará por muchas pruebas que le cambiarán la vida.
Es una historia de acción, amistad...
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El verano terminó y con él, su primer curso de academia. A partir de ahí, pasaría un año de vigilar la noche con un tutor, antes de regresar el verano siguiente para hacer su paso de novata a iniciada. Como novatos, además debían cumplir con diversos ejercicios sencillos durante la semana, entrenamientos fuertes sábados y domingos, y prácticas con sus equipos cada viernes.
Pero aunque lo "fuerte" había terminado por el momento, tras un día de descanso en el que durmió todo el día, le volvieron los nervios y la angustia. ¡Estaba por empezar la secundaria y eso era algo enorme!
Eran sus mismos compañeros, pero el plantel de secundaria estaba en otras instalaciones que la primaria. Eso significaba que ya no serían el grupo más grande. ¡Habrían chicas y chicos de secundaria y preparatoria ahí!
Recordaba a sus compañeras de clase hablar ilusionadas sobre los chicos de secundaria y preparatoria. A Solange en realidad no le importaban, rió incluso ante cómo reaccionarían sus compañeras de escuela a sus compañeros de la academia. No le importaban pero no estaba ciega, podía notar que incluso sus compañeros de equipo Nolan y Kim eran bastante atractivos en términos generales.
Se miró al espejo entonces con apatía. Hablando de belleza, era siempre una batalla interna. Nunca se había considerado bonita pero había esperado pacientemente que con la "pubertad" antes de ingresar a la secundaria, algo cambiara.
No es que fuera "fea", Solange no creía que alguien siquiera pudiera ser "feo", era solo que sentía que su rostro era muy extraño. Podía notar sus rasgos caucásicos por su herencia francesa además de sus rasgos japoneses por parte de su bisabuela materna, pero como que ambas cosas habían chocado creando su rostro. Sus ojos rasgados mezclados con ojos de almendra le habían dado un medio donde siempre parecía harta de todo o como si estuviera sufriendo. Su arco de cupido super marcado entre sus labios pequeños le hacían tener casi siempre una mueca de desagrado. Era exactamente lo que se conocía como "Cara de perra en descanso"
Sumando que su piel era tan palida que podía siempre notar sus venas azules a distancia alrededor de la frente. Y que sus parpados ante el mínimo cansancio (siempre) se tinteaban entre violeta o rojo. No tenía de mucho de donde agarrarse para darse ánimos.
Y no solo eso, podía observar que el ojo morado de su pelea, no había desaparecido por completo. Peor aún, se había extendido y ahora se veía verde pantanoso y amarillo asqueroso. ¡Demonios! Si tan solo hubiera tenido más cuidado...
Puso su estuche de maquillaje y extendio el contenido en su escritorio. Agarró la botellita con la base, pero irónicamente no había tomado la clase de "maquillaje para heridas básico" por andarse peleando. Pero, ¿qué tan difícil podía ser?
