Capítulo 25 - Invitada

28 7 0
                                    

⚔️ Antes de empezar: Además de la imagen de arriba, cada capítulo tiene un audio por si lo quieren escuchar al tiempo que leen. Solo hagan swipe izquierda en cada imagen y den play al video.

 Solo hagan swipe izquierda en cada imagen y den play al video

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Son piedritas? —preguntó Telma.

—¿Viene a verte alguien? —preguntó Kenna.

—¿Viene a verte alguien EN SECRETO? —añadió Elvira.

Solange se encogió de hombros sin tener idea de qué sucedía, pero entonces la última piedrita pegó fuerte, al punto que escuchó el vidrio cuartear ligeramente.
Corrió a la ventana y se asomó con los labios y cejas arrugadas pensando que quizá era un niño enfadoso.

—¡Solange!

Ella bajó la mirada de inmediato ante aquel tono de voz que conocía tan bien y notó un bulto sangrante en la calle.

—¡Catrina! —su tono de voz fue alegre, pero por fortuna, salió en un murmullo ahogado que solo su amiga escuchó. En una milésima de segundo, su emoción cambió por completo al sentir un jalón en el estómago. La casa de Solange era una cede de cazadores, Catrina ya había escapado una vez de ahí, ¿qué le pasaba por la cabeza?—. ¿Qué coño? ¿Qué estás haciendo? ¡No puedes venir! ¡Sal de aquí antes de que te escuchen!

—Es URGENTE. ¡Déjame subir! —gritó su amiga desde la calle.

Solange se quedó sin siquiera poder hablar al tiempo que escuchaba a sus amigas dejar los platos y tazas que tenían en su regazo para ir a ver. Solange inhaló y exhaló con la adrenalina corriendo por sus venas.

—¡No puedo, las chicas, mi familia!

—¡Déjame subir!—insistió Catrina gritando desesperada, la cubierta se llenaba de sangre a un ritmo acelerado.

A Solange casi le da un ataque en cuanto la escuchó subir la voz. Le dirigió una mirada asesina para que guardara silencio, asintió y entró a su cuarto.

—¿Qué sucede? —preguntaron sus amigas, quienes ya estaban tras ella. No había escape.

—Por favor, pase lo que pase, no le cuenten a nadie —pidió ella señalando que se hicieran a un lado y salió de nuevo a la ventana en segundos en cuanto retrocedieron a la cama—. Nada bueno sucederá después de esto— le dijo Solange a Catrina, llenó sus pulmones de aire para calmar la ansiedad que se la estaba comiendo viva y pronunció las palabras que podrían condenarla—. Estás invitada.

Catrina saltó y Solange cerró las cortinas de inmediato en cuanto entró, revisando que no tuviera ninguna parte expuesta al sol. Sus amigas le dirigieron una mirada confundida en cuanto notaron a aquella persona a la que no se le veía la cara, envuelta en una cortina polvorienta y en mal estado.

Catrina se levantó y se giró aún cubierta, como si estuviera observándolas a todas aún debajo de la cubierta y Solange solo le pidió al universo que esa observación tan meticulosa no fuera para ver el platillo del día.

SolangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora