Solange nació en una familia de cazadores de vampiros legendaria, y por tanto, es su deber formarse como una.
Desde su inicio en la academia de cazadores, Solange pasará por muchas pruebas que le cambiarán la vida.
Es una historia de acción, amistad...
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En la tarde sonó el teléfono. Era Catrina, lo vio en el identificador pero no estaba de humor, así que le dió una negativa a su madre, quien estaba cerca, para que contestara por ella. Creyó que sería algo rápido pero escuchó toda la conversación desde el otro cuarto.
Su estómago se encogió cuando su madre dijo ciertas palabras. Catrina le había comentado del artículo en el periódico. Seguro que Jessica pensaba (y estaba en lo correcto) que Solange se lo había mostrando.
Se calmó entonces. No había más que pudieran hacerle, realmente. Su madre solo le movió la cabeza en negativa con los labios apretados como decepcionada y Solange aprovechó que aún no colgaba para salir de la casa. Iría por su disfráz para distraerse.
Agradecía que se prohibiera cazar en halloween, aunque fuera su último día en México, no deseaba darle la cara a su equipo, y de cierta forma, estaba también molesta con Kim y Julieta por no haberle visitado o brindado consuelo, ¿acaso la resentían por no decirles que Nolan caminaba? ¿Era por eso que no le habían mandado siquiera un mensaje? Como sea...
Agarró todo lo que necesitaba de la tienda y lo pagó. Lo había dicho de broma en la escuela cuando Elvira preguntó qué sería en halloween, pero tras todo lo ocurrido y tras ver ese mismo disfraz en la tienda, supo que debía comprarlo. Era perfecto.
Se puso todo aquello llegando a su casa y por más ridículo que fuera, se sentía de lo más rebelde y fabulosa bajando por las escaleras.
Su padre la miró desde la cocina con cierta furia. Los cazadores no debían usar colores y ella era un maldito unicornio arcoíris con lentejuelas y diamantina hasta en el culo. Un gran dedo de en medio para todos los estrictos e hipócritas Soleil. Cománsela. Ahí está su preciosa y obediente heredera. ¿Qué más van a hacerle?
Su padre refunfuñó y su madre lo calmó, sentía pena de que ella tuviera que ser mediadora pero no se cambiaría.
Se echó en el sillón, peinó su cola de unicornio y se puso a esperar en la sala hasta oír el timbre.
Telma, Elvira y Kenna entraron disfrazadas y cargando varias bolsas de supermercado. Telma era un tipo de zombie, Elvira había optado por ser una enfermera sexy y Kenna llegó con sus fachas punk usuales que consistían en un pantalón rojo de cuadros hecho por ella misma, camisa negra y chamarra de segunda mano, imitación de cuero llena con parches de sus bandas favoritas como lo eran los Dropkick Murphys, Siouxie and the Banshees, Iggy Pop y AFI.
Estaba por dar la actuación de su vida.
Sus padres, también en la competencia por el Oscar, en la categoría actores del año, se aparecieron para saludar. Hubo abrazos y risas, interpretando a la familia perfecta como siempre.
