Capítulo 28 - Un rostro extraño

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Cirse tronó los dedos, de inmediato sus seguidores la jalaron para hacerla caminar tras aquella pelirroja psicópata

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Cirse tronó los dedos, de inmediato sus seguidores la jalaron para hacerla caminar tras aquella pelirroja psicópata.

Le temblaron las manos. Esperaba de verdad que ese alarido, fuera que lo que fuera, no tuviese relación con Catrina, al menos no en ese momento. Necesitaba más tiempo.

Bajaron unas escaleras en caracol de piedra enormes, la fábrica había quedado atrás. La decoración había cambiado de forma drástica. De un taller descuidado y abandonado a un lugar de lujos bastante escabrosos.
Velas alumbraban apenas el piso que pisaban y dejaban su rastro de cera en las paredes.

Pasaron por varios pasillos con sillones, eran de un tipo de cuero apiñonado con rostros en los cojines. Al principio Solange quiso reir ante el diseño tan mal hecho hasta que se dio cuenta que no era un diseño. El sillón era de piel humana y el rostro en medio de los cojines aún mantenía ciertas facciones, la mayoría con los párpados cosidos y la boca también en una sonrisa forzada.

Sintió un nudo en la garganta, las lámparas tenían tatuajes y lunares, cada objeto opulento estaba hecho con piel, huesos o cabello humano.

—Veo que tienes cierto interés en mi decoración. Así es, son humanos, y no solo los que notas, querida. Toda mi joyería, cada uno de mis diamantes tuvo un alma —dijo observando sus dedos adornados por piedras preciosas enormes —. Este aquí es uno de tus compañeros, Paris se llamaba, ¿no es así? Sus cenizas hicieron un diamante hermoso.

—Tu sufrimiento debió ser enorme para convertirte en el monstruo que eres ahora —le susurró Solange con cierto desprecio. La forma en la que Cirse la miró tras ese comentario, le indicó que estaba en lo correcto.

Pasaron por un tipo de calabozo que lucía como un hormiguero. Había un leve lamento sonando, como si diversas voces pidieran ayuda pero estuvieran muy agotadas como para vocalizar o gritar. El lugar estaba tan oscuro que no podía ver tras los barrotes.

Tuvo que dar una segunda mirada.
Un momento, ¿había estado atrapada ahí cuando la Corte la mantuvo cautiva?
No tuvo mucho tiempo para pensarlo pues atravesaron una puerta escondida en una celda falsa a un lugar enorme y blanco con agua al fondo.

Había un eco, pues el abrir de la puerta resonó por las paredes. Era hasta ese momento el lugar con más luz y Solange se sintió agradecida con poder ver más allá de su nariz sin forzar la vista.
Parecía como el interior de una torre cilíndrica con escaleras que llevaban desde donde ellos estaban, hacia el pozo varios metros abajo.
Si no fuera uno de los dominios de Cirse, uno pensaría en un tipo de alberca bastante lujosa en algún castillo.

Vislumbró entonces en la plataforma que daba hacia el pozo de agua a Catrina y a la sanguijuela, ambos en los brazos del otro en un beso.

Aquello fue más surreal que verlos tomarse de las manos para escapar días anteriores. No pudo dejar su mirada ahí por mucho. ¡Odiaba todo relativo a ello!

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