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Caminaban tres niños pequeños juntos en el parque, mejores amigos que se conocieron no más de una hora y media

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Caminaban tres niños pequeños juntos en el parque, mejores amigos que se conocieron no más de una hora y media.

Para ellos su amistad había iniciado luego de haber chocado en la resbaladilla, creando así una bonita amistad que ellos veían eterna para sus infantiles ojos.

Los tres corrían riendo, subiendo y bajando de todos los juegos que habían en el lugar, la única niña pasaba por el puente de la casita para llegar al otro extremo, poniendo el ejemplo para que los dos niños la siguieran sin caerse, pero claramente alguien tenía que caerse.

El mellizo de la niña lloro sentándose en la tierra luego de una caída de menos de un metro de altura, llamando a su madre sollozando. Los otros dos niños se acercaron rápidamente para calmarlo y que dejara a llorar, prometiendo dulces que posiblemente no podrían pagar por obvias razones.

La pequeña abrazaba a su hermano consolandolo, esperando que se callara y pudieran seguir.

—Esta bien, esta bien. Cha cha—murmuro moviendo su cuerpo de adelante hacia atrás sin tener mucho éxito.

—Sólo te asustaste, no te esta saliendo sangre, mira—apuntó el niño a sus rodillas que tenían tierra.

Como si nada dejó de llorar sacudiendo el polvo para levantarse con ayuda de su hermana, pisando el suelo para confirmar que no tenía nada malo.

—Quiero irme a casa....—exclamó limpiando el resto de las lágrimas de sus mejillas.

—No digas eso—bramo la fémina sacudiendo a su mellizo sin mucha fuerza—Acabamos de conocer a Shinichiro-san, tenemos que seguir jugando.

—Esta bien Umi-chan, yo vivo aquí cerca, podemos seguir viendonos aquí—ánimo el peli negro.

Hizo un mohin en desacuerdo, ella quería seguir jugando con el chico pero su hermano parecía cansado. Suspiro rendida tomando la mano de su mellizo para irse juntos con su mamá.

—Adiós Shinichiro—se despidieron ambos.

Después de ese día iban sin falta todos los días a la misma hora para convivir con el niño de cabello despeinado, aveces llevaban sus propios juguetes y libros para colorear en el pasto, hasta la madre de los mellizos le hizo un pequeño picnic a petición de su hija.

Se tomaron fotos, hasta le tumbaron accidentalmente un diente a Tochi quien lloro al ver la sangre pensando que se iba a morir, Shinichiro una vez llegó rapado lo cual se sentía incomodo y al día siguiente los mellizos también aparecieron rapados para que no se sintiera mal. Así siguieron reuniéndose en el mismo parque por un tiempo hasta paso algo que afectaría su amistad abruptamente.

—¿Cómo que se van a ir?—pregunto decaído Shinichiro, en sus manos cargaba una pelota.

—Más bien cambiarnos casa—aclaró la castaña mirando sus zapatos—Viviremos un poco más lejos, eso es todo.

𝐓𝐡𝐞 𝐤𝐢𝐧𝐠 || 𝘚𝘩𝘪𝘯𝘪𝘤𝘩𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora