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Era un día agradable con un clima fresco por la mañana, y en una pequeña cafetería tenían mucho movimiento al ser recientemente abierta

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Era un día agradable con un clima fresco por la mañana, y en una pequeña cafetería tenían mucho movimiento al ser recientemente abierta.

Una hermosa jóven caminaba de un lado a otro entregando cafés y postres. Mecía sus caderas sonriente mientras vertía el líquido caliente en las tasas y las decoraba con canela, alegre entregó la bebida a la mujer que siempre iba a la cafetería como una clienta regular desde el primer día.

—Dime que preparaste hoy—habló la señora siendo contagiada por la alegría de la muchacha, mirando indecisa la carta con el menú de los postres.

—Si me permite ser atrevida, me gustaría sorprenderla este día—le giño el ojo riendo al igual que la mujer.

—Entonces estoy en tus manos querida—respondió sorbiendo del café.

Asintió decida, caminando a la cocina para sacar del refrigerador el pay que hace horas había preparado con mucho empeño, corto una rebanada y se la dio a probar su clienta número uno quien afirmo encantada con el sabor.

Siempre siendo la primera en probar sus nuevas recetas o experimentos de otros países que no conocía.

La campanilla sonó indicando que nuevos clientes habían llegado.

—Buenos días—exclamo cordial—En un momento los atiendo, pueden tomar asiento mientras deciden que tomar—les entregó dos cartas que tenía en su mandil.

Como era la única que trabaja le era un poco difícil atender a todos, pero se esforzaba por ser rápida y eficaz con todos; terminando de cobrarles a una pareja se acercó a los adolescentes.

—Te juro que a estado muy misterioso.

—Seguirlo tampoco está bien Mikey.

Accidentalmente la chica escucho algo de su conversación, apenada se paró enfrentamiento de ellos para atenderlos.

—¿Qué es lo que desean pedir?

—¿Tienen menú infantil?—le preguntó el niño con ilusión.

—Mmm no, pero puedo adornar el postre como uno—sugerio esperando que no se molestara, pero fue todo lo contrario, el rubio parecía feliz con su respuesta.

—¡Lo quiero!

—Tranquilizate Mikey—lo regaño quien parecía ser su amigo que tenía una increíble paciencia—Yo quiero un café y una rebanada de pastel, a él dale una malteada de chocolate y el postre.

—Pero que tenga forma de dinosaurio—agregó el rubio de menor estatura.

El otro chico que tenía un tatuaje en la cabeza negó, susurrando que podía ser otra cosa más sencilla. Decidida a dejar satisfecho a su cliente cumplió su capricho, dándole la forma de un dinosaurio a su rebanada, ni recordaba como lo había hecho pero no quedó tan mal para ser la primera vez.

𝐓𝐡𝐞 𝐤𝐢𝐧𝐠 || 𝘚𝘩𝘪𝘯𝘪𝘤𝘩𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora