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Dejando a Usagi en la escuela se encaminó a su cafetería, emocionada miraba su celular esperando algún mensaje que podría llegar en cualquier momento por parte de Shinichiro

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Dejando a Usagi en la escuela se encaminó a su cafetería, emocionada miraba su celular esperando algún mensaje que podría llegar en cualquier momento por parte de Shinichiro.

No podía creer que realmente lo había besado en la mejilla y como aceptó salir a una cita con ella, pero estaba encantada, aún no acordaban la hora pero sería ese día.

Al llegar al local se encontró con los tres chicos sentados en la banqueta esperando a que abriera la puerta.

—¡Sakurai-san!—exclamo la chica saludando con mano. Su nombre era Aiko, una adolescente y hermana menor de Yukio—¡Se hizo un lindo cambio de look!

—No grites—la regaño Taki, amigo de ambos hermanos—Buenos días senpai.

—Chicos, les dije que dejaran de tratarme con tanta formalidad, es vergonzoso—comento sacando sus llaves para abrir la puerta para que pasarán—Siempre llegan antes que yo, creo que si será mejor dejarle las llaves a Yukio.

El mencionado sonrió triunfante, burlándose de su hermana que le saco la lengua.

Ya que tenía a esos tres chicos trabajando para ella las cosas se hicieron sencillas, ellos atendian a los clientes y la ahora castaña se encontraba en la cocina preparando los pedidos.

Permaneció tranquilo la mañana por lo que tomó un descanso para ver su teléfono, efectivamente había un mensaje del chico alto. Sonrió mirando el aparato, tendría que cerrar antes si quería cambiarse y arreglarse.

Su tranquilidad se fue al escuchar unos cuantos reclamos afuera de la cocina. Al salir se encontró con Taki hablando con una figura más pequeña.

—Pero quiero que tenga más crema y forme un oso monstruoso—se quejaba aquel rubio con un puchero en su cara—Sakurai-chan es buena conmigo, quiero verla.

—¿Mikey-kun?—cuestiono llegando a la barra—¿Qué pasa, hay un problema?

—Bueno... Veras, este niño siempre te esta buscando y pide cosas fuera del menú—explicó Taki rascando su nuca sin saber que hacer—Siempre viene cuando no estas así que solemos decirle amablemente que no tenemos lo que ordena.

Rió colocando su mano en el hombro del chico—Yo me encargo, ve con los demás y mira en que puedes ayudarlos.

Él niño rubio se había convertido en un cliente regular, pasaba todas las mañanas o algunas veces en la tarde con su amigo o su hermana.

Su presencia pareció alegrar a Mikey que sonrió mostrando sus dientes.

—¿Y bien? Lo que necesitas es un oso monstruoso—inquirió por lo que el contrario asintió varias veces—Entonces pongamos esa crema—mostro el bote agitandolo para ponerle al vaso—Tú dime hasta donde.

Fue subiendo y subiendo formando un enorme oso de crema batida.

—Ya—aclaró emocionado viendo la bebida.

𝐓𝐡𝐞 𝐤𝐢𝐧𝐠 || 𝘚𝘩𝘪𝘯𝘪𝘤𝘩𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora