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Situación incómoda en tres, dos

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Situación incómoda en tres, dos... Uno.

—¡Shini-kun también esta aquí!—exclamó Usagi que estaba atrás del chico. Dejó su mochila en la entrada para correr y saltar a brazos del mencionado—Los extrañe mucho.

La situación incómoda se disolvió a medias.

—¡Espera Usagi, no los toques!—le grito él muchacho entrando más a lugar donde estaban los otros dos.

Para él chico ver un intruso en el departamento le era desagradable y más imaginando lo que pudo haber pasado horas antes de que llegaran.

—Estamos limpios Tochi—aclaro la castaña sabiendo lo que pensaba su mellizo—Calma tu fobia por los gérmenes.

—¿Ya desayunaron?—les pregunto amablemente Shinichiro, igual de incómodo que los dos hermanos.

—Desayunemos juntos—dijo la menor tomando asiento rápidamente junto a su conejo.

A regañadientes el mellizo término sentado junto a sus hermanas y a Shinichiro (que no conocía), comiendo en silencio. Los mayores eran los únicos que sentían esa tensión menos Usagi que estaba en su mundo alimentando a su peluche.

—Tochi, por favor deja de perforar con la mirada a mi invitado en este momento—ordenó la muchacha dejando a un lado sus palillos para ver a su hermano. No obtuvo reacción alguna.

—Me llamó Shinichiro Sano, un gusto—se presentó. Quería que lo dejara de ver buscando respuesta de que hacía tan temprano en la casa.

Al escuchar el nombre se sorprendió y se relajo un poco.

—Y desde cuando sucede esto.

Su comentario era claro y directo, quiso dar a entender lo obvio, tampoco era tan difícil de saberlo por las señales: ambos con el cabello húmedo por el baño, las marcas de chupetones en el cuello de su hermana... Debía ser un completo tonto si no hubiera notado esos detalles.

—Estamos saliendo, no es necesario que te metas—respondió tomando el cuchillo para untarlo en la mantequilla y ponérselo a su rebanada de pan; le estaba dando una indirecta como amenaza.

—¿Desde cuando?—insistió. Parece que la indirecta no fue suficiente para seguir preguntando.

Los mellizos tenian sus guerra de miradas sin retroceder.

—No te interesa.

—Dime algo Sano-san, ¿cómo fue que se reencontraron luego de tantos años?

Shinichiro se atraganto con la comida golpeando su pecho mientras la castaña se extraño por lo que menciono, estaba confundida.

—¿Reencontrar?—resalto sin entender.

—Si, eso dije. Era nuestro amigo cuando teníamos como ocho años—contestó mirando su comida—Ustedes me daban diabetes, pero ahora ya son adultos y están como conejos.

𝐓𝐡𝐞 𝐤𝐢𝐧𝐠 || 𝘚𝘩𝘪𝘯𝘪𝘤𝘩𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora