El respeto de un gran rey nunca se olvida por su pueblo, su nombre seguirá resonando más haya de su partida sin importar el pasar de los años.
¿Pero que hace el rey cuando decide dejar el trono y descansar permanentemente?
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No parto su mirada del chico que también la veía atento. Se le hizo extraño que supiera su nombre, hasta que recordó que lo tenía grabado en su camisa.
—Oh, muchas gracias—respondió sin ser grosera—Como eres nuevo por aquí puedo recomendarte algunas opciones.
—¿Qué eres de Shinichiro?—le cuestionó directo manteniendo una sonrisa—Esta pasado mucho tiempo fue de su taller, ¿es por que está contigo?
Un escalofrío paso por su cuerpo al escuchar su pregunta, ese chico conocía a Shinichiro y claro estaba que a ella también.
—¿Somos pareja?—contestó con otra pregunta no muy segura. Esa mañana le dijo cosas tan lindas que se podrían considerar una confesión que ella también respondió—Ni debería haber respondido, es nuestra vida privada.
El albino no se notaba convencido con su respuesta, en realidad le molesto que no le contestará lo que quería saber. Claro que respetaba a Shinichiro, pero tenía suficiente que este hablará de Mikey todo el tiempo, no soportaría que ahora hablará de esa chica que acaba de conocer.
—¿Lo quieres? ¿Cuanto llevan juntos?—quizo saber. Su hermano se veía muy interesado en ella que ya no estaba por su taller cuando iba, primero pensó que se había enfermado pero desecho la idea cuando lo miro saliendo de una tienda con esa chica y una niña pequeña en sus brazos—¿Tienen una hija?
A Izana se le ocurrían muchas cosas que podrían encajar. Talvez Shinichiro y Umi se conocieron de jóvenes y tuvieron a la niña a una edad temprana, quizá ella se fue sin decirle a su hermano y este apenas se enteraba de la existencia de la menor.
La castaña se sintió atacada, pero cambio su cara a una de sorpresa.
—¿Eres unos de sus hermanos?—pregunto lo único que se le vino a la mente al hacerle tantas preguntas relacionadas con Shinichiro—Él dijo que-
—Gracias—interrumpió para irse.
Quedó confundida pero supuso que si lo era, más tarde podría verlo nuevamente.
—Jefa, ¿se encuentra bien?—habló Yukio, su empleado.
—Si, no te preocupes.
El encuentro con ese chico fue raro.
[....]
Para cundo dieron las seis de la noche comenzo a recoger para cerrar, limpiaba las últimas mesas junto a Aiko aunque esta le dijo que no era necesario.
El motor de una motocicleta conocida para la castaña se oyó afuera, por la ventana se veía Shinichiro bajando, apagando el motor y retirar su llaves.
La Sakurai no dudó en dejar el trapo para salir corriendo al chico, saltando a su espalda y enredar sus piernas en el torso del peli negro que rápido sostuvo sus muslos para que no cayera.
