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Desde esa noche la amistad entre los jóvenes había comenzado

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Desde esa noche la amistad entre los jóvenes había comenzado. Día tras días el muchacho se pasaba por la cafetería a pasar el rato o incluso ayudando a la teñida, para la chica no había inconveniente en recibir ayuda, incluso insistía en pagarle pero se lo negaba.

Siempre llegaba en la tarde y esperaba a que cerrará el local para acompañarla a su casa, cuidando de ella en todo momento a esas altas horas de la noche.

Para Umi no había problema, pero sí le preocupaba que él mas alto descuidara sus obligaciones y trabajo por su culpa.

Era tan tranquilo y paciente que podía ver a la jóven por horas, y cuando se descuidaba utilizaba ese tiempo para colocar pétalos blancos en el mostrador como un gesto romántico.

Lo admitía. Shinichiro estaba interesado en la encantadora peli roja de gran carácter y no era un tonto para no darse cuenta de lo que estaba desarrollando.

Quería intentar algo con ella, pero todo iría a un ritmo que el consideraría nada agresivo y directo. Mostrarle su corazón poco a poco esperando que le gustara, por eso comenzo con los pétalos de rosas blancas que significaban pureza e inocencia.

Gustaba de ver el rostro levemente sonrojado y confundido de la chica que lo miraba con una sonrisita mientras él fingía estar distraído y no saber nada de quien había puesto esos pétalos.

Intentaba ser tierno y apasionado a la vez, ser lo más claro posible para que se diera cuenta de esas pequeñas indirectas que le daba, esperando el momento indicado y estar seguro de si mismo para decirlo con su propia boca.

—¿Por que me das tantos pétalos?—pregunto directa, levantando una ceja al haberlo descubierto en el acto, saliendo de su escondite para enfrentarlo.

A pesar de que era obvio, parece que ella es la única que no lo había captado o simplemente no quería darse cuenta.

—Son hermosas, huelen bien, adornan la cafetería y pues son flores—dijo tomando uno de los pétalos—La textura aterciopelada es maravillosa y tienen muchas utilidades junto a beneficios, son magníficas.

Oh nena, si pudiera ver más haya de unas simples pero significativas palabras quedarias hechizada de su tras fondo.

Umi no se consideraba bonita. En cambio, bajo los ojos indicados ella era la mujer más hermosa del mundo.

El conjunto de millones de emociones estrofeaban con potentes descargas sus neuronas creando una revolución interna. Ese era el inmenso poder que creaba la simple presencia de la chica en Shinichiro.

—Creo... Creo que ya te conocía Sano-kun—comentó dejando congelado al chico que quiso decir algo pero fue cruelmente interrumpido por el sonido de la campanilla anunciando otro cliente—Olvidalo, son cosas mías —negó yéndose a seguir trabajando.

Tan cerca, pero a la vez tan lejos.

No se rendiría tan fácil, no está vez.

Como todos los días, la acompaño a su casa para terminar despidiéndose con un gesto de manos simple, viendo como cerraba su puerta dejándolo afuera. Suspiro rígido, tomando por fin de su pantalón la pequeña cajetilla de cigarros y agarrar uno de estos para ecenderlo, consumiendo la tira para ir a su hogar.

Descubrir su atracción por la peli roja lo hizo darse cuenta de que no debía fumar en frente de ella para no oler al tabaco, no le molestaría que se enterara, pero sabía que no era un aroma tan agradable en general para las personas. El punto no era ahuyentarla sino al contrario, quería que gustara de él. Por esa razón procuraba sólo fumar en la noche luego de dejarla en casa y posiblemente una vez en la mañana para el final ir en la tarde a darle de si a compañia en la cafetería.

Al llegar a su taller se sentó en el enorme sillón dando otra calada al cigarro, soltando todo el humo relajado, quitándose sus zapatos con los mismos.

—Pensé que habías dejado esa mala costumbre—exclamó su hermano menor, Manjiro. Lo miraba reprobatorio pero a la vez muy serio—Ya te dije que daña tus pulmones.

Santo susto que le había dado al peli negro; se acomodo haciéndole señas para que se acercara mientras él apagaba el cigarro en la mesa.

Cuando el más pequeño se sentó a su lado coloco su mano en la cabeza de su hermano, despeinado su cabello rubio.

—Estas muy raro últimamente, das miedo.

—Lo entenderás cuando te guste alguien—menciono soltando un largo suspiro enamorado.

—Te van a volver a rechazar, por que hueles mal y eres un loco con las chicas—argumento el menor pegándole en la mano para que dejara su cabello.

Auch. Esas palabras habían dañado más a Shinichiro de lo que imaginaba Manjiro.

Cruel, pero cierto.

No tenía suerte con las mujeres. Estás siempre lo terminaban por muchas razones, ya sean por que era muy meloso y romántico o pensaban que no les ponía suficiente atención, también por que era considerado débil como para protegerlas. No tenía una complexión robusta o que demostrara fuerza e impotencia, en realidad era muy delgado y alto.

Se escondía por horas en su taller escapando de esas pequeñas inseguridades que tenía. ¡Pero lo intentaba! Quería tener algo lindo con Umi, esperando que no lo rechazara cuando se confesara.

—Ve a dormir, mañana tienes clases—le dio una tranquilizadora sonrisa a su hermanito, agregando algo—Está vez será diferente—aseguró haciendo el signo de amor y paz con seguridad.

Mikey no le contestó, pero por dentro se alegro ver a Shinichiro tan motivado y esperanzado, solo esperaba que no saliera mal y tener que verlo deprimido por eso.

Apenas cruzó la puerta el peli negro respiro con libertad, había aguantado el aire al haber dicho tales palabras tan intenso, queriéndose ver genial ante el menor.

—¿Qué acabo de decir?—se pregunto a sí mismo riendo sin ganas, sintiéndose ridículo al haberlo pensando mejor—Isti vis siri difirinti—repitió entre murmullos con una voz chillona, pateando la mesita, pero se arrepintió al golpearse los dedos del pie.

Prefirió dejar de hacer escándalo y se sentó enfrente de su motocicleta que necesitaba cambiarle los frenos. Eso lo distraía de todo ese enrroyo de emociones por un rato.

En otro lado se encontraba la peli roja, tomando un relajante baño en la tina, mirando con un sonrojo los pétalos que flotaban sobre el agua, los mismos que le habían dejado en su mostrador mientras ella se ocupaba.

—Encantador.....

«Quédate con quien vea tus inseguridades como lo mejor del mundo, que camine a tu lado y pueda ahuyentar tus temores con un cálido abrazo o unas palabras»

«Quédate con quien vea tus inseguridades como lo mejor del mundo, que camine a tu lado y pueda ahuyentar tus temores con un cálido abrazo o unas palabras»

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Perdí mi cuenta de wattpad por un día completo pero la recupere :D

Gracias por leer!

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎⛓️

𝐓𝐡𝐞 𝐤𝐢𝐧𝐠 || 𝘚𝘩𝘪𝘯𝘪𝘤𝘩𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora