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By Andreas

El golpe de realidad me pego muy fuerte, lo sentí como una sacudida desesperada de un estado de coma consciente, de una ceguera provocada porque podía más aquel amor ciego, aquel amor leal que cualquier otro reflejo de amor propio, de dignidad. En los barrios bajos nadie tenía esas cualidades, nadie era tan puro, nadie menos Jimin, y fue cuando lo entendí, yo nunca sería Jimin, no me acercaba ni a un gramo de lo que él era, y de lo que él significaba para Jungkook al punto de estar casi matando a un chaval con sus propias manos.

—Capitán...

Lo llamé. Él nunca me escuchaba, él siempre daba órdenes y yo corría tras el como un perro fiel que si le decían siéntate, lo hacía, porque salía justamente de su boca, aquella boca que deseaba desde que éramos niños. ¿Cuántas veces me había enrollado con Jungkook? Muchas... Muchas en las que creí que podría llegar a sentir algo por mí, algo parecido a un querer porque Jungkook no amaba. Y ahora estaba seguro que en realidad siempre había estado equivocado con él. Jungkook no amaba, no quería, eso lo sabía, no hasta que su hermano apareció, y todo cambió, incluso el amar o querer a alguien al punto de volver a matar a alguien con sus propias manos, aunque las circunstancias fueran distintas. Había matado a mi padre, por mi, ¿Eso significaba algo? Ahora lo estaba haciendo por Jimin.

—Jungkook, ¡Para, para, lo vas a matar! –grité con todas mis fuerzas, más por mí que por Wonho. Jungkook estaba encima suyo golpeando con sus puños una y otra vez en su cabeza, su rostro, su pecho, Wonho era un auténtico saco de box para mi capitán.

—Cierra la boca, rubia maricona –espeto con tanta rabia.

—Tenemos que hacer el puto intercambio, si lo matas el intercambio será de dos cuerpos sin vida ¿Entiendes eso? ¡Te entregaran el cuerpo de Jimin sin vida! ¡Para de una puta vez! –y con todo el descontrol de la situación, él solo fue capaz de parar cuando mencioné a Jimin, porque ni la patada que le di en su costado lo hizo reaccionar.

—Andreas déjalo

—¡No, Ricky, no! Deje que matara a mi viejo, se convirtió en un asesino por eso, no dejaré que lo vuelva a hacer, ni siquiera es por él o por nosotros, es por Jimin.

—¿Ahora te importa el Muñeco? –Jungkook me miró de reojo, no supe clasificar su mirada ya que su cabello cubría parte de su frente y ojos, el aspecto de Jungkook era como un animal salvaje, sudado, con las manos ensangrentadas y no precisamente la sangre era suya.

—Me importa. Aunque me creas una mierda, estamos todos aquí por él, haz movido más de media ciudad por él y lo vas a arruinar si le quitas la vida a este hijo de puta ¡No vale la pena, Jungkook!

—¡Cierren ya la puta boca! -de repente Yoongi se puso en medio, me dio en un empujón a mala hostia para apartarme de Jungkook, no dijo nada, pero supe en su mirada de que me estaba dando la razón. Si Wonho moría, Jimin sería devuelto de la misma forma, no si ya lo habían matado. — No esperaré más. Llamaré.

—Deberíamos dar una vuelva más con Wonho. —hablo Taehyung.

—No. Mucha exposición y no está de una pieza, es una costra humana ¿Esta respirando? —Yoongi se acercó hacia el cuerpo inconsciente de Wonho, este no se movió, tenía los ojos cerrados pero si estaba vivo, por suerte o quizás por mala suerte porque Jungkook no lo dejaría en paz hasta tener a Jimin consigo. —Este capullo sigue vivo. Jungkook, voy a llamar.

Jungkook asintió aprobando su acción, dejando que tomara la decisión que debía ser suya.

Ricky, el príncipe, Hoseok, Namjoon, todos nos acercamos a Yoongi esperando a que se comunicará con Gore y por fin llegar a un acuerdo, pero a la cuarta llamada consecutiva, Gore apagó el móvil anulando cualquier vía de comunicación.

Muñeco AcabadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora