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Se podían escuchar el sonido de los relámpagos a fuera de la casa, era bastante seguro de que enseguida llovería y eso solo aumentaba la molestia y preocupación de la Señora Shin, quien en ese momento se encontraba cenando con su esposo después de haberse dado por vencida de esperar a su hijo.

Sólo Dios sabe lo mucho que ella adoraba a su hijo, ese chico siempre había sido su mayor orgullo y jamás se había comportado de manera rebelde, tampoco los había desobedecido en algo, al menos no hasta ese momento, y eso le dolía bastante ya que últimamente Hoseok ni siquiera estaba en casa, nunca tenía un horario fijo de cuando iba a regresar. Aveces lo hacía temprano, otras muy tarde, ya ni siquiera cenaba con ellos y siempre con la excusa de que ya lo había hecho fuera o que simplemente no tenía hambre.

Sinceramente estaba muy preocupada de verlo así, ya habían pasado casi dos meses desde que empezó ese comportamiento extraño de parte de él, y claro está, también habían pasado casi dos meses desde que aquel muchacho se marchó de la casa.

Por supuesto que sabía que el comportamiento de Wonho se debía a la ausencia de ese chico, que al parecer se había convertido en su luz.

Aunque también sabía que gran parte de la culpa era suya, nunca quiso que él chico realmente se fuera, sólo quería moldearlo un poco para que fuera perfecto para su hijo, ya que según su perspectiva, Hoseok se merecía a alguien que encajara perfecto a su lado. Alguien con su misma educación, modales y manera de pensar. No es que el chico no fuera educado, lo era, pero habían cosas en su apariencia que la incomodaban, ya que como personas de una alta sociedad, tenían amistades muy conservadoras, y de por sí que su hijo tuviera una pareja hombre podría ser un escándalo, ver al novio de su hijo con un cabello rosa y ropas tan diferentes e informales, sólo lograría que se convirtieran en el centro de atención de la gente que criticaba, y ella no quería que criticaran a su hijo.

Pero con su intento de mejorar las cosas sólo las había empeorado y aunque pensó que su hijo lo superaría rápido, realmente estaba muy equivocada. Ya habían pasado casi dos meses y ni siquiera había vuelto a tener una conversación amigable con su hijo, casi dos meses en los que lo veía llegar súper tarde en la noche sin saber donde había estado, Wonho ni siquiera comía bien y eso se podía notar en lo mucho que había perdido peso en las últimas semanas, también estaban esas bolsas negras debajo de sus ojos que no tenían el mismo brillo de antes, obviamente ni siquiera había estado durmiendo bien.

Le partía el corazón verlo así.

Un suspiro algo ruidoso salió de sus labios carmesí.

— ¿Qué sucede? —preguntó su marido terminando de cenar.

Ella ni siquiera había probado más de tres bocados de la cena, volvió a suspirar colocando su tenedor en el plato.

— Estoy preocupada por Hoseok, hace días que ya ni siquiera llega para cenar... —masajeó su frente con preocupación— ¿Qué estará haciendo? Ni siquiera me respondió el mensaje cuando le escribí.

El señor le dio una mirada tranquila.

— No te preocupes, hace rato le escribí y dijo que estaba bien y que llegaría pronto. —respondió justo antes de tomar un sorbo de su bebida.

La mujer lo miró fijamente y aunque no le dijo nada, se sintió herida. Claro, a su padre le respondía, pero a ella nada.

— ¿Por qué no le preguntas donde está y qué tanto hace todos los días? —se quejó sintiendo que su esposo estaba siendo muy indeferente respecto a la situación con su hijo— Eres su padre, deberías exigirle, ya que a mi no me hace caso.

El señor Shin negó levemente.

— Es que eso es, sabes que él ya no es un niño para estarle exigiendo y pidiéndole explicaciones todo el tiempo. —se encogió de hombros— Él es un hombre ahora, puede se tan independiente como guste.

Sarang [Hyungwonho] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora