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Hacía demasiado frío. El día tan brillante que habían anunciado en las noticias, se había ido a la basura en un pelo de gato. Si bien al principio todo había parecido ir de maravilla (con personas alegres paseando por los parques y los animales corriendo debajo del sol), para las tres de la tarde ya todo se había vuelto oscuro y tétrico. De alguna manera, enormes nubes grises habían cubierto el cielo y llenado de agua toda la ciudad.

Por la radio ya anunciaban sobre la extraña tormenta repentina que se había formado y que parecía no querer irse, por al menos en un par de días. Todo se había vuelto un caos de un momento a otro e incluso Yoongi, a quien no le interesaba en absoluto el clima, se había visto envuelto en un molesto enredo con sus compañeros de trabajo que parecían ensimismados en querer llevarlo a casa.

Desde la llegada de su compañero de piso, el mundo parecía estar súper interesado en su vida. Todo el esfuerzo que había puesto en pasar desapercibido se había ido con una simple sonrisa de rayos de luz que le iluminaba la vida cada mañana en el almuerzo. Jimin, se llamaba el culpable.

Aunque, si pensaba con detenimiento, el chico en cuestión no había estado brillando como de costumbre. Después de la visita de Namjoon, había estado de un humor extraño, como si tuviera miedo de alguna forma. Parecía, de hecho, como un gato a la defensiva que encontraba todo como un riesgo.

Yoongi había llegado a pensar que, tal vez, finalmente había descubierto la verdadera personalidad de Taehyung y que por eso tomaba sus debidas precauciones, pero descartó la idea tan pronto como los encontró muy acaramelados en el sillón de la sala, unos días atrás.

Aunque, realmente no importaba. En ese momento, tenía que enfocar su mente en tratar de sobrevivir a su quinto compañero de trabajo que insistía en llevarlo a casa. Entendía que ahí parado afuera de la cafetería pudiera verse un poco deplorable; solo, sin un paraguas y con la camisa empapada, pero ¿Cuándo le había importado realmente a alguien?

—Insisto en darte un aventón, profesor Min, ahí solito me das lástima.

Kim Seokjin lo miraba con una sonrisa socarrona. Una de sus manos estaba dentro del bolsillo de su pantalón mientras que con la otra sostenía un latte a medio acabar. Su ropa, completamente beige, se veía arrugada y desaliñada, con pequeñas manchas húmedas en los hombros.

Yoongi negó, por segunda vez en la conversación.

—Aventón es una palabra poco usual, profesor—dijo, en lugar de negarse a la petición verbalmente, y retrocedió dos pasos de forma inconsciente. El contacto físico le seguía pareciendo innecesario y extraño.

—Venga, la palabra anda de moda entre la chaviza—dijo un poco ofendido, arrugando un poco el rostro después de beber su café que debía de estar muy amargo por el color que tenía.

—De su generación tal vez.

Kim rompió en risas estridentes, casi soltando el latte que se derramó de los lados por sus movimientos exagerados, pero se recompuso de inmediato, haciendo un carraspeo sonoro, cuando vio que estaba llamando la atención de algunos estudiantes.

—Que elocuente anda hoy, señor—dijo, llevándose nuevamente el latte a los labios—. Te hacía falta algo así, ¿sabes? Me refiero a Jimin. Parece que estar en una relación con él te sienta bastante bien.

Yoongi parpadeó confundido sin recordar su supuesta relación poliamorosa, pero cuando finalmente lo hizo asintió sin más.

—Y con Taehyung—remarcó. Debía de ser respetuoso con las almas gemelas—. Es nuestro vecino.

Kim asintió también con lo que parecía ser un gesto respetuoso.

—Bien. Tengo que irme. ¿Seguro que no quieres que te lleve? —insistió, pero al no ver respuesta por parte de su colega, suspiró y se hundió de hombros—. Sabe, hablando de Jimin, ví que andaba por aquí, ¿estaría bien si es él quien lo acompaña? No quiero incomodar, pero realmente el clima luce peligroso.

Tibio [my + pj]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora