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Un mes y medio finalmente había pasado. En medio de todo el caos que Taehyung y Yoongi siempre provocaban con sus discusiones, Jimin había logrado el equilibrio entre su investigación, su tiempo como profesor y su nueva vida hogareña. Casi podía decir que se sentía como en casa.

Antes de ir a Daegu, había llevado un ritmo totalmente diferente al de la actualidad. Siempre había sido fiestero por naturaleza, por lo que frecuentemente había estado fuera de casa en alguna reunión social o bailando en los mejores antros. En el día se dedicaba plenamente a sus estudios, pero nunca perdía la oportunidad de aprovechar su juventud por las noches.

Habían sido buenos tiempos, pero ahora todo eso parecía haber quedado atrás y, contrario a lo que se hubiera imaginado, le gustaba el cambio. Era divertido pasar largas horas junto a Yoongi en frente del calentador, platicando sobre cualquier tema mientras lo veía acurrucarse a su lado en búsqueda de un poco de calor.

El hombre se había vuelto un poco menos friolento (al menos ya no tenía los dedos como hielos), pero seguía temblando cuando entraban ráfagas de viento al abrir la puerta. Incluso, a veces Jimin notaba como sus labios cambiaban de un suave rosado a un pálido azul.

En momentos así, Yoongi simplemente se colocaba al lado de la ventana y cerraba los ojos, disfrutando de los rayos de sol. No decía ni hacía nada más. Y a Jimin le gustaba sentarse cerca de él y admirarlo. La luz iluminaba su rostro de tal forma que sus pestañas parecían ser más largas y su piel resaltaba en suavidad.

Para él, su anfitrión era como un girasol que constantemente buscaba al sol. Uno que deseaba conservar y cuidar.

Aunque, claro, el hombre no era el centro de su atención. Aunque poco, seguía saliendo a divertirse, ya fuera a pasear con Taehyung, a beber con Namjoon, a debatir con colegas, o a bailar de vez en cuando, e incluso a dar la vuelta con Jungkook quien, así sin más, se había vuelto uno más en su nuevo grupo de amigos.

La única pequeña (gran) diferencia que lo hacía sentirse renovado era que alguien lo recibía al llegar a casa. Yoongi siempre estaba ahí cuando abría la puerta, ya fuera con un pastelillo o con una nueva flor sobre la mesa, o simplemente sentado en el sillón de la sala, calificando en silencio las tareas de sus alumnos. Entonces Jimin se acomodaba junto a él, recostando su cabeza sobre uno de sus hombros y comenzando a platicarle su día. Como de costumbre, Yoongi le prestaba atención en cada detalle.

Su rutina ya estaba hecha. Y aunque no había pasado absolutamente nada después de esa noche en la que casi se habían besado, poco a poco la luz entre ellos comenzó a ganar intensidad. Por ejemplo, Yoongi y él a veces dormían juntos. Nunca habían hecho nada más que descansar uno al lado del otro, y ni siquiera se abrazaban por voluntad propia, pero compartían sus noches más de lo que alguna vez lo hicieron con otras personas.

Yoongi era quien lo buscaba la mayor parte de las veces; tocaba a su puerta y le pedía con una mirada silenciosa que lo dejara dormir a su lado. Otras veces, era él mismo quien iba hacia él, cuando el silencio de su habitación se volvía extraño y pesado. Se había acostumbrado en tan poco tiempo a las suaves respiraciones de Yoongi que se sentía fuera de lugar cuando no podía escucharlas.

Por las mañanas, ninguno comentaba al respecto y disfrutaban juntos del desayuno, contando anécdotas de los abuelos del mayor o de los pendientes de Jimin. También pasaban tiempo con Taehyung, quien cada vez parecía menos irritado con la vida. Como en ese momento, que se encontraba sentado al lado de Yoongi, dándole palmaditas en la espalda y hablándole casi en el oído:

—Pudo haber sido mucho peor. ¿Sabes cuántas palabras combinan con chupa? Chupacabras no suena tan mal.

Jimin no entendía del todo la conversación, pero, al parecer, sus amigos habían estado hablando sobre una supuesta experiencia que incluía cabras, sangre y países extranjeros. Como él ya tenía bastante con el hecho de que probablemente los vampiros existían (y que vivía con uno) había permanecido en completo silencio.

Tibio [my + pj]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora