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Había pocas cosas que realmente llamaban la atención de Yoongi. Siendo alguien que había vivido muchos años, ya era muy raro que se impresionara, asustara o que siquiera sintiera curiosidad por algo.

Hasta esa noche.

Estar en el mismo espacio que Jungkook parecía casi predestinado. El hombre había afirmado conocerlo y, aunque en un principio, no le había importado y hasta lo había dejado en el olvido, ahora comenzaba a creer que aquella afirmación podía ser relevante.

No era como si en serio se preocupara de la supuesta historia de terror que acababa de escuchar; si bien era cierto que había presenciado guerras, no recordaba exactamente haber torturado a alguien o haberle convertido en vampiro. Es más, ni siquiera sabía cómo hacerlo.

—No entiendo a qué te refieres con eso de contarte una historia de terror—Yoongi finalmente habló, pues era bastante obvio que nadie más quería hablar.

Jimin tenía en su rostro una evidente mueca de interés, mientras que Taehyung parecía casi solidario con él. Jungkook, en cambio, continuaba sonriendo maliciosamente.

Fue ahí donde comprendió que su vecino había tenido razón en haberse querido esconder de él. Ese hombre parecía significar problemas.

—No lo sé... ¿La casa está embrujada? —Jungkook dijo, pasando un brazo por la espalda de Tae y susurrando un "estás empapado"—. O tal vez has visto un duende o... No sé. ¿Un vampiro?

Ahí estaba. Yoongi vagamente comenzaba a recordar. Por supuesto, ya habían pasado muchos años, pero Jungkook ya no se veía tanto como un desconocido. De hecho, hasta podía decir que lo único vagamente diferente en él era la edad. Tuvo que haberlo conocido cuando éste tenía unos dieciocho o veinte años...

—Tú eras el novio del muchacho—exclamó, volviéndose lúcido respecto al pasado—. Eran la parejita. Los que querían desertar. Jungkook y Yu...

—Yugyeom... —lo ayudó el pelinegro—Mira, parece que no tienes una memoria tan mala, después de todo.

—Yu-gyeom, sí... El que murió en mi casa...

Jungkook esbozó una sonrisa siniestra. A pesar de no haber luz eléctrica, se podía notar la evidente aura de cautela que emitía. Yoongi pensó que en cualquier momento iba a atacarlo, pero Jimin rompió con el frío ambiente echándose a reír de forma nerviosa:

—No entiendo qué está pasando... Y admito que ahora sí me está dando miedo... ¿Estuvieron juntos en clases de actuación o algo?

Jungkook se giró hacia él y, volviendo a poner una cara obviamente falsa de cortesía, asintió.

—En realidad, Yoongi fue mi maestro—dijo—. Es increíble lo bien que se conserva, ¿no lo crees?

Jimin le dio la razón y trató nuevamente de hablar, pero Taehyung lo interrumpió con una fuerte tos que tenía el claro objetivo de llamar su atención, y se movió hacia él para levantarlo y obligarlo a seguirlo.

—Sí, hombre, ¿por qué no dejamos que entre raritos se entiendan? Es que tengo mucha hambre... ¿Y si vamos a por una pizza?

— ¿Con esta lluvia? Dijiste que habías traído comida.

—Ya, pero en serio me muero de hambre y no quiero exponer a los repartidores a venir con este clima.

—Claro, y exponernos a nosotros suena mejor, ¿qué hay de tu instinto de conservación?

—Ay, Jimin, créeme que lo tengo bien presente. Ahora cállate y muévete.

Jimin se tragó sus quejas y salió junto a su amigo, sin siquiera tener tiempo de tomar un paraguas. Aún con la lluvia cayendo, Yoongi escuchó el momento exacto en el que se quedó completamente solo con Jungkook.

Tibio [my + pj]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora