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Era demasiada curiosa la relación que Taehyung y Yoongi mantenían. A pesar de que ninguno aceptaba abiertamente el aprecio que se tenían, para Jimin era bastante obvio que esos dos cada vez se aceptaban más el uno al otro.

Él frecuentemente hablaba sobre su relación poliamorosa, pero a veces se sentía como el único que mantenía la armonía entre los tres. Ahora, sus dos preciados amigos parecían haber mejorado su relación... Ellos solos. Claro, no era como que lo dejaran de lado, pero desde la caótica visita de Jungkook, tres noches atrás, esos dos parecían haberse unido más. Finalmente, podían pasar el rato sin discutir o lanzarse comentarios sarcásticos; comían tranquilamente en la misma mesa y hasta se atrevían a cuchichear entre ellos.

A Jimin eso lo reconfortaba, por supuesto. Había querido con todas sus fuerzas que se llevaran bien para ya no ser el mediador en sus discusiones. Ya no tenía nada de qué preocuparse. Que Yoongi y Taehyung tuvieran una amistad resultaba perfecto. Maravilloso. Un sueño hecho realidad... A él no le preocupaba en absoluto porque, ¿de qué tendría que preocuparse? ¿Que lo expulsaran de su poliamor? Era imposible.

La monogamia no podía ser tan interesante. Yoongi nunca había dicho nada sobre ella, ¿cómo podría estar a favor? Al contrario, siempre había sido muy puntual en recordar que eran tres en la ecuación. Jimin no tenía nada de qué angustiarse...

Sin embargo, como era un hombre de muchas palabras y excesivos pensamientos, si analizaba la situación Yoongi tampoco había dicho nada agradable de él y tampoco había dado señales de que le gustara su compañía o de que le agradaba la idea de vivir con él.

Aunque sabía que no debía de sobreanalizar las cosas, lamentablemente no era tan seguro de sí mismo como le gustaba aparentar. Era, en realidad, alguien que constantemente se preguntaba sobre muchos aspectos de su vida. Nunca había querido exactamente la aceptación de terceros, pero Yoongi de verdad le gustaba, como amigo, por supuesto.

Como amigo. Jimin repetía cada mañana frente al espejo que fijarse en compañeros de piso jamás era una buena opción, mucho menos si estos eran heterosexuales. Lo que suponía, claro. Él no era nadie para estar pensando sobre la orientación de otros, pero Yoongi era para él... Todo lo que alguna vez había soñado y... La verdad era que no, Yoongi era lo contrario al tipo de personas que le gustaba, pero tenía algo que le llamaba la atención.

Por ejemplo, seguía siendo igual de atento como de costumbre. Las pocas conversaciones que tenían seguían siendo igual de satisfactorias como de costumbre. Su compañero de piso lo escuchaba con atención, sin quejarse en absoluto por su incontrolable verborrea, y preguntaba con curiosidad cuando había algo que desconocía.

Luego estaba esa otra costumbre que había desarrollado últimamente y que hacía que su corazón se acelerara. Jimin no tenía ni idea de dónde había surgido la iniciativa o si Yoongi realmente se daba cuenta de lo que hacía, pero no podía decir que no le encantaba: Cada mañana, sin falta, el hombre compraba un girasol que dejaba sobre la mesa. De esa forma, ambos desayunaban observando en silencio la colorida flor que también les hacía compañía.

Sólo amigos, por supuesto.

Pero también estaba esa otra cuestión sobre "ser vampiro" que seguía comiéndose sus sesos. Aunque fingía no darse cuenta, él estaba muy consciente de que algo muy grave había pasado con Jungkook aquella noche. No lo decía exclusivamente por las heridas que obviamente se habían hecho en la pelea, sino porque había algo personal y muy secreto entre ellos que no podía descifrar.

Su supuesta historia de terror ya no le parecía tan ficticia como debía de ser.

¿Y si Jungkook también era un... Vampiro? Y Taehyung, ¿él sabía algo? ¿O también era un no muerto? La idea le parecía muy descabellada porque todos se reflejaban en el espejo y a ninguno le hacía daño el ajo ni la plata, ¿o eso último era solo con los hombres lobos? Uh...

Tibio [my + pj]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora