Primera misión

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-¡¿Están preparados?!-

Tragué el nudo de ansiedad formándose en mi garganta ante la pregunta de Shimon. Mi voz debía sonar firme.

-¡Sí!- afirmé al unísono con las estrellas gemelas

Respire hondo y recordé la explicación brindada por mi maestro. Nos enfrentaremos contra dos basaras en total. Hijirimaru y Higano con un rango de riesgo S+ y S, respectivamente. Ambos, dentro del record de los once basaras, como el cuarto y el noveno. Según Shimon, no va a parecerse a ninguna pelea que, las estrellas gemelas, han tenido antes. "Actuar con imprudencia o con demasiada confianza, llevará a una muerte directa".

-¿Todo bien, Otomi?-

Deje de mirar a la nada para concentrarme en la persona que se aproximaba a mí. Esos ojos claros como un cielo despejado me miraban de manera inquisitiva. Atiné a morderme el interior de mis mejillas y a tragar todo rastro negativo que pedía a gritos ser liberado de mí. La inmensa culpabilidad – por el cúmulo de errores realizados- se cernía en mis hombros. Aún más al verlo a los ojos. ¿Acaso yo no tenía vergüenza? Si, si la tenía. Traer a la pequeña Sayo sana y salva con todos, será solo un grano de arroz expiatorio del gran saco que llevo encima.

-Sí, todo bien- Farfullé

El me miró alzando una ceja y pude ver en sus ojos las ganas que tenía de decirme "No vengas, es peligroso" o "Aún no estas preparada para misiones de ese calibre". Antes de que el pudiese decir algo, mi voz salió de mis labios sin mediaciones.

-Sé que es imprudente el llevar a una persona, sin experiencia, a una misión altamente riesgosa. Sé que esto no me justificará en nada, pero debo hacerlo. Quiero protegerlos. Quiero proteger a las personas que me rodean, sin falta. No quiero volver a sentirme inútil. No ahora y no nunca.- expresé mirando al piso mientras agarraba con fuerza las mangas blancas de mi kariginu (1)

Shimon no dijo nada, pero sentía su mirada calculadora estudiándome de hito en hito. Yo levanté la mirada conectándola con la suya.

-No dejare que un capítulo negro nefasto vuelva a pasar- aseguré sin titubear

Sin apartar las miradas, él resopló. Llevó sus manos al agarre de su bufanda para acomodarla y se volteó.

-No entiendo claramente lo que dices, pero- volteó el rostro para mirarme de soslayo- Como dije antes: "Mientras tengas esa voluntad nadie a tu lado morirá".

Yo volví a respirar, no sabía que había dejado de hacerlo. A veces tener a ese sujeto al lado me pone a la defensiva. ¿Será por el entrenamiento espartano que recibí por su parte? Pero,...viéndolo detalladamente e interpretando sus acciones, él es muy amable.

-Estate lista- instó mientras caminaba hacia Rokuro y Adashino- Partiremos en breve-

Al momento que dijo eso, repasé en mi mente todo lo que sabíamos de esos basaras según la información recolectada en la "Base de datos de exorcistas" dicha por el comandante celestial. Sus ataques, sus movimientos..., todo había sido expuesto detalladamente por el líder de tropa. Habíamos hecho un plan elusivo para poder traer a la pequeña Sayo sin meterla en ninguna confrontación que tuviésemos con algún basara: Primero, Rokuro se encargaría de armar una distracción; segundo, Benio se adelantaría con su velocidad para llegar a Sayo mientras los enemigos se distraen por la "pantalla de humo" creada por mi amigo de la infancia; tercero, mi amiga – en el momento oportuno y sin ningún peligro en el radar- entregaría a la niña a Shimon; y finalmente, él me la daría a mí para yo llevarla a la realidad.

Mi padre me había explicado que hay un punto- que ha sido anteriormente marcado por el pelirrojo-, en magano, que conecta con la casa de Rokuro y Adashino. Si llevará a Sayo a un lugar extraño de la ciudad, sería peligroso tanto para las personas que se encuentren a nuestro alrededor como para nosotras.

Todo es cuestión de tiempo - Primera ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora