-¡Sayo!-
Me quede estática. Mi corazón latía erráticamente en mi pecho. Con mi brazo derecho, estirado hacia el cielo de Magano, volví en mí. Habían pasado unos pocos segundos, que los sentí como eternidad en mi visión. El color rojizo me dio la bienvenida llenándome de ansiedad. Me tape los ojos con mi brazo izquierdo mientras dejaba mi otra extremidad estirada. Sentía la histeria subir por mi garganta mientras el vacío llenaba mi estómago.
-Jajaja- una risa se escapó de mis labios provocando que carcajadas histéricas salieran de mí.
No podía parar. Era una inútil. Nadie podía entender como me sentía. Nadie puede comprender la carga que llevo en mi espalda y la impotencia que se cernía en mi alma.
-¿No se puede hacer nada? ¿Por qué tengo este maldito don?- Susurré con voz trémula
¿Acaso hice algo atroz en mi vida pasada para merecer todo esto? Me incorporé poco a poco esperando el dolor de la migraña, pero en cambio solo sentía el dolor del golpe que tuve tras mi caída. Doble mis piernas llevando mis rodillas hacia mi pecho. Con la tensión intensificándose en mi cuerpo, lleve mis codos encima de mis rodillas y puse ambas manos sobre mis ojos para poder parar las lágrimas que salían de estos. Debo calmarme. ¡Debo calmarme maldición! Prometí que protegería a Sayo. Me lo prometí. No dejaré que esta visión se cumpla. No puedo dejar que eso pase.
Los ojos vacíos de Shimon, llenos por el desasosiego de no haber podido proteger a su hermana, vinieron a mi mente. No puedo permitir que una familia se rompa. Debo protegerlos sin importar el costo. Debo hacerlo. Con la fuerza llenándome de a pocos, comencé a pararme. Levanté mi mirada al cielo de Magano. Ese cielo rojizo, que vi hace mucho, va a ser testigo de mi fuerza de voluntad. Este es el camino que escogí, sin importar que, lo seguiré hasta el final. Hasta mi último aliento.
-¡Mayu!-
Voltee mi mirar hacia esa voz infantil. Las alas del fénix bermellón, con toques dorados, se mesclaban con el cielo de magano dándole un aspecto majestuoso a su portador. Apreté mis manos en puños cuando Shimon aterrizó al frente mío. Dejando a su hermana de pie se hincó para verla a directamente a los ojos.
-Vete con Otomi de aquí. Vete y regresa a la realidad tan pronto como sea posible- ordenó Shimon con su voz monótona.
Sayo junto sus manos en su pecho mientras miraba a su hermano preocupada. Sentía que presenciaba una escena privada. Voltee a otro lado mientras cerraba mis ojos. No debo dejar que la visión regrese a mí. No debo pensar en eso. Debo proteger a Sayo y, si no lo logro, debo darle a Shimon una opción para que pueda salvar a Sayo. Una opción para salvar su vida. Ahí es cuando recordé. El talismán que me dio mi abuelo hace mucho tiempo. Cuando fui a una misión con papá- como espectadora- hace un año mi abuelo me dio un talismán para poder protegerme y curarme si la situación lo ameritaba. El Kuji Kiri Sha. Busque en mi porta talismanes aquel hechizo y ahí estaba. Justo al fondo, con los bordes sucios, mi oportunidad para salvar a Sayo me sonreía.
-Otomi-
Levanté mi mirada conectándola con la del comandante. Sus ojos fríos y decididos, me llenaban de fuerza.
-¡La dejo en tus manos!- dijo con firmeza mientras soltaba poco a poco los hombros de su hermana.
-¡De acuerdo!- afirmé sin titubeos- Pero, antes de que te vayas...- dije seria mientras me acercaba
El me miró frunciendo más su ceño por la urgencia de que me llevara a su hermana lejos. Sayo se movió un poco para darme espacio para quedar frente a su hermano. Sin temor y sin pensar, le tendí el talismán. Si no puedo evitar que sea herida, entonces evitaré que muera. Sus ojos inquisitivos se posaron en el talismán, que tenía entre mis dedos de mi mano derecha, para después mirarme con asombro.
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Todo es cuestión de tiempo - Primera Parte
FanfictionSi pudieras saber lo que pasará de este momento a otro, ¿Que harías? ¿Lo callarías o lo dirías sin temor a que algo peor pase? Esa es la pregunta que me hago a diario desde que todo comenzó. Desde que mi "maldición" inicio hasta ahora. Todos los pe...