Capitulo 28

106 11 3
                                    

-... ¿Qué haces aquí tan apartado?-

Desvié mi mirada del cielo nublado que contemplaba y la centré en la persona con esa voz dulce. Ella me miraba con un toque de preocupación en sus ojos que se ocultaban tras esas gafas delgadas de un color oscuro. La caricia del viento helado en mi rostro me hizo volver, nuevamente, la mirada al cielo grisáceo por la temporada de invierno. Mi nariz la sentía enrojecida y con un leve entumecimiento por el frío de mediados de febrero.

El día anterior, por la tarde, me había despertado con una rara sensación en mi pecho y un leve dolor de cabeza. Posiblemente, se trate por dormir incómodamente en el umbral de esta misma puerta. La tarde helada estaba acogedora en cierto sentido, era inevitable no caer dormido. Pero el sueño que tuve despues fue inquietante en más de una manera.

-¿Acaso me ignorarás?-

-Hmph..., no es nada-

-Oh..., vamos dicelo a tu hermana mayor-

-Son tonterías- mencioné mientras movía mi mano para quitarle importancia.

Escuché su fuerte suspiro y despues sus pasos aproximarse a donde estaba. La calidez de su cuerpo, que sentí cuando se sentó a mi lado, me hizo voltear a mirarla con interés y algo de molestia. Ella siempre es así de entrometida en algunos aspectos, pero...

-Sí te guardas todo para ti, terminaras ahogándote, ¿Lo sabes?-

Solte el aire con fuerza. No había caso en ocultarlo.

-Simplemente tuve un sueño extraño- admití por fin

-¿Sueño?- inquirió mientras ladeaba su rostro observándome con curiosidad.

-Sí, soñé que uno de nuestros exorcistas moría-

Ella tenso su postura, despues de yo haber dicho eso. Achicó sus ojos mientras me miraba con incredulidad.

-¿Cómo lo sabías?-

-¿Eh?-

Volvi a mirarla y mi vellos se encrisparon al verla tan pálida, ¿Qué le ocurría?

-Acabo de enterarme de la muerte de Shiori en magano, ¿Cómo lo sabías?-

-¿Shiori? Entonces él murió, ¿eh?- solté

Una ráfaga de viento me golpeó de pronto el rostro haciendome cerrar los ojos. Mi mente la sentía borrosa. Sentía a mis músculos tensarse ocasionando que mi corazón latiera apresuradamente. No sentía la presencia de... ¿Quién era ella? No recuerdo... ¿Estaba hablando con alguien?

No entiendo

¿Dónde...?

-Oi~, Neko, no me hagas perder el tiempo-

Abrí los ojos de pronto mientras sentía el pasto mojado en mis pies descalzos. Una suave caricia del viento helado movió mis cabellos haciendo que mi corazón se meciera en su tranquilidad y mi vellos se encrisparan por el frío. ¿Dónde...?

-¡Tenma!, ¡¿Todo bien?!- preguntó una dulce voz con un tono inquieto.

Lleve mi mirada hacia unos niños que se encontraban al frente mío. Uno de ellos se agarraba la cabeza con fuerza mientras soltaba unos leves quejidos. A su costado, se encontraba una niña- con su cabello del mismo color de una flor de pétalos violetas- zarandeandoló, suavemente, por los hombros. Ese niño...

-Asi que fue por tu culpa que haya tenido ese malestar odioso ¿hmm?- musitó una voz con tono recriminatorio- Si que eres entrometida, neko.

Voltee mi rostro hacia esa voz masculina, encontrándome con un joven de mi misma altura con su cabello de un tono granate rozandole los hombros.

Todo es cuestión de tiempo - Primera ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora