Caudales

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Mi vida se empezaba a llenar de pensamientos, aficiones, comodidades e intereses como un río se podría empezar a llenar tras la caída de impertinentes diluvios. Así, con pocos materiales para hacerse de construcción, mi camino empezó a fluir con dirección aparente. En un principio, tenía caprichos turbulentos, pero con el tiempo se fue moderando y haciendo paso. No fue hasta que perdí mi decisión entre el caudal fuerte y constante que mi vida empezó a ofrecerme caminos distintos. Todos muy prometedores desembocando a posibilidades florecientes, unas más usuales y brillantes que otras, y, aún con esas, las ansiaba todas.

Me detuve gracias a los escombros que pude arrastrar en mi viaje. Me permitió pararme a constatar un desición, pero mi mente no esclareció y con el peso de mi pasado, mis barreras fueron derribadas progresivamente. Mi sangre empezó a escurrir por cada uno de los afluentes. Al parecer todo posible futuro que se me presentó fue viniendo a mis manos en viento. Lo pude tener todo, solo estaba en un falso dilema que no consideró el tiempo. Solo era cuestión de esperar.

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