I WISH TO LOVE YOU [Kookmin]

Efímero

Hice un recuento de las veces que pedí que cuidaras tu salud y no he podido lograr tener un aproximado.

Has sido tan cruel papá, te fuiste sabiendo que me quedaría solo. Te fuiste sin mí y ahora estoy buscando volver a reunirnos.

Me gustaría ser fuerte, te juro que lo he intentado, pero nada tiene sentido si no estás. Tal vez sólo estoy aferrándome a la alternativa más rápida, soy un maldito cobarde.

Estar aquí me recuerda que jamás volveremos a dar paseos por el parque cerca a la casa o visitar a mamá. No sabes cuánto me arrepiento de haber pasado más tiempo en mi estudio que contigo, me sigo lamentando el haberme negado a tomar un café esa mañana nublada y cuando pediste que fuéramos a un jardín botánico que recién habían inaugurado, pero tenia una pintura que entregar y no me fue posible ir.

Se que todo eso pasó hace mucho, pero no puedo evitar recordar cada error u oportunidad que tuve de pasar más tiempo contigo.

Soy un idiota papá, siempre dijiste que yo era tu luz, pero tu eras mi mundo entero y ahora, en estas cuatro paredes, con la luz apagada en medio de la noche, no puedo parar de llorar, no puedo ver otra manera de escapar de esto, no se ni quiero pensar en algo más que dormir profundo y ya no despertar.

—Sabe, mi señor. Hacer este tipo de cosas está mal, es muy mundano de su parte y sobretodo si se trata de ese pequeño y dulce muchacho.

—He creado todo lo que ves, hasta tu último cabello y me dirás que es lo que tengo que hacer.

—Lo lamento, dispénseme.

—Bien, deja de cuestionarme y pon a ese chico en el camino del insolente.

—Irá al área de psiquiatría del hospital donde fue atendido, padre.

—Rafael ¿Es necesario que lo repita?

—No, lo haré.

—Antes teníamos funciones reales y éramos los poderosos arcángeles—dijo otro de ellos.

—Si manejas redes sociales, puedes seguir en guerra, Miguel. Hay muchos humanos que pelean así, ahora.

—Todo está perdido, no puede ser que su nuevo pasatiempo sea jugar con las criaturas mortales.

—Respeta mi supremacía.

—No entiendo qué es lo que quiere hacer, padre celestial.

—¿Se reunieron todos?—preguntó, intrigado al notar llegar a Uriel.—Ese humano, se llama Jeon Jungkook, le di la oportunidad de vivir si logra enamorarse en cien días.

—Esto es una locura.—responde Uriel inmediatamente y Rafael, lo apoya.

—Lo mismo dije yo.

—Ni Remiel pudo hacer algo como eso, usted dijo que estaba prohibido.

—Soy Dios, no lo olvides.