Casa

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El cielo estaba completamente intranquilo, por todos lados se escuchaban las voces de ángeles, querubines, serafines y todas criaturas elevadas, hablaban del pacto, de un proceso jamás ejecutado, de que Dios le había dado a Lucifer, autorización para hacer y deshacer a su antojo con la vida humana.

Los chismes no eran extraños en el cielo ni en el infierno. Las criaturas comenzaron a preocuparse por lo que sucedería y es que, entre más tiempo pasaba Lucifer en el cielo, sus alas aclaraban y Dios parecía estar reconsiderando dejarlo ir.

—A este paso, creo que decidirá en sorteo quién será el siguiente en ir abajo.—bromeó Uriel y todos los arcángeles voltearon a verlo con expresión de molestía en sus rostros.—¿Qué?

—No es un buen momento para tus bromas.—dijo Miguel con seriedad—No falta nada para que todo suceda y estamos intentando no llamar la atención.—explicó.

Sariel soltó una carcajada.

—Todos en la inmensidad del cielo lo saben. Buen intento siendo discretos.—dijo con sarcasmo.

—¿Estás celoso porque padre ya no te considera su favorito? ¿Es eso?—contra atacó el mayor de todos.

—Y tú estás feliz porque tu dulce hermano pequeño está devuelta y es tan salvaje como tú.

Los ánimos no eran los mejores. Todos se levantaron de la mesa al mismo tiempo, conocían las intenciones de uno y otro, ahora cada uno decidía de manera interna, a quien apoyar.

—No necesito una estúpida pelea en mi nombre, queridos hermanos. Sé que me han extrañado, pero evitemos ser tan anticuados. Los sacrificios pasaron de moda hace siglos.—pronunció el segundo mayor de los arcángeles llegando al lugar.

Todos relajaron sus cuerpos y volvieron a su compostura.

—¿Piensas quedarte?—preguntó Sariel.

—A diferencia de ustedes, yo tengo vacaciones durante un tiempo. No voy a dejar ese privilegio por trabajar aquí con los enanos voladores y todas estas criaturas. Vivir la eternidad exclavizado, matando espíritus, no es lo mio. Prefiero volver, allá tengo absoluta autoridad y aquí todo se rige gracias a padre.—confesó y todos los arcángeles respiraron con tranquilidad.

Estaban salvados.

—Bien ¿Cuándo pasará?—preguntó Rafael refiriéndose al proceso de salvar a dos chicos.

El mayor se rascó la nuca y sonrió divertido.

—Justo eso venía a decirles, está pasando ahora.

—Justo eso venía a decirles, está pasando ahora

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Caminó un par de pasos y retrocedió tres. Sacudió su cabeza y volvió a a intentarlo.

Un paso, luego dos y tres. Abrió la puerta de sus casa con cuidado esperando a que esta no rechine como siempre sucedía a causa del tiempo que tenía.

I WISH TO LOVE YOU [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora