Cita

2.5K 387 59
                                    

Jimin caminaba tomado de la mano de Jungkook por el pasillo, arrastrando un poco la manta azul de la que no se quería separar en ningún momento.

Algunos médicos pasaban cerca a ellos y los saludaban como si se tratase de lo más normal del mundo, pero las orejad del rubio tomaron un color carmesí por la vergüenza y el nerviosismo.

—Esto no está bien—se quejó por lo bajo.

—¿Decías algo?—preguntó Jungkook, volteando a verlo.

—No es nada.

—Llegamos—dijo mostrándole la puerta de entrada a la sala de multimedia—Pasa, cerraré las cortinas, reproduciré la película y voy a sentarme junto a ti.

—E...está bien.

Después de hacer todo lo que debía, emocionado tomó asiento a lado de Jimin.

—No he visto esta película, vi la reseña y parece divertida. Estoy emocionado.

La película iniciaba con una pareja y el cachorro siendo adoptado, Jungkook había visto varías películas de Owen Wilson, en definitiva era un grandioso actor y ni que decir de la fantástica Jennifer Anniston.

El perro era un completo desastre y parecía una maquina destructiva. Entre tantos líos ocasionados por él, la pareja fue consolidándose y es así como se convirtieron en una familia, cada vez más grande.

En cada escena graciosa, Jungkook se ahogaba de la risa y Jimin escondía su cara entre su manta para reír sin pena.

—No te tapes la cara, eso es hacer trampa—se quejó el mayor, secándose una lágrima de risa.

—Está bien—alcanzó a decir Jimin para escuchar nuevamente a su doctor, reír a carcajadas sin una pizca de vergüenza.

Al llegar al final de la película, el menor se veía tenso por lo que venía y poco a poco vio como los ojos de su doctor pasaban de llorar de risa a llorar, pero de tristeza y él también estaba igual, jamás dejaría de llorar con esas últimas escenas.

Terminaron secándose las lágrimas en la cobija azul, pero entonces, la nariz de Jungkook comenzó a gotear y tuvo que sacar un pañuelo de su bolsillo.

—Lloras también por la nariz.

—No te burles porque también estás llorando.

Entre sollozos rieron, pero Jimin comenzó a llorar con más intensidad, esta era una de las situaciones a las que su psiquiatra quería llegar.

Millones de veces escuchamos de nuestros padres decir: No llores.

Y en nuestra cabeza se tatuó que las lágrimas son vergonzosas, que muestran demasiados sentimientos y emociones que otros no deberían ver. Es por esta razón que la gran mayoría de nosotros aún oculta su llanto como si fuese algo penado por la ley.

Jungkook solo atinó a abrazarlo y dejarlo llorar todo lo que desease, seguramente el menor había llorado tantas veces solo, se tragó todas sus emociones tratando de vivir con ese dolor.

Tal vez y solo tal vez, estaba iniciando su proceso de recuperación, uno que Jimin aprobaba, uno en el que no se sentía obligado a cooperar.

—Lo lamento.

Se disculpó al observar el saco de su doctor, un poco mojado por sus lágrimas.

—No te preocupes, es solo tela. Puedes mojarlo, tengo otro saco en mi oficina.—afirmó aún teniéndolo entre sus brazos.

El olor de su shampoo se mezclaba con el de su perfume, tenía un aroma dulzón que embriagaba y relajaba las fosas nasales del menor.

Cítricos y algo más, algo que Jimin estaba comenzando a desee probar. Su cerebro envió una señal a sus papilas gustativas y al no tener ese supuesto dulce en su boca, su nariz siguió el rastro de aroma terminando por enterrarse en el cuello de su doctor.

Lejos de separarse o enojarse, el pelinegro sentía la necesidad de estar cerca, justo como ahora o quizás un poco más.

Su corazón comenzó a palpitar más rápido al notar que los labios de Jimin tocaban su piel, que su nariz y sus mejillas se acunaban perfectamente en su cuello y un escalofrió recorrió su cuerpo entero al sentir los brazos del menor aprisionando con fuerza su espalda.

El rubio estaba tan perdido en el mar de sensaciones gratificantes que le brindaba el cuerpo ajeno, que olvidó completamente que Jungkook era su psiquiatra.

El sonido de algunas personas pasando por el pasillo, los hizo separarse, pero no de manera brusca, lentamente y con tranquilidad fueron alejando sus cuerpos, hasta que el mayor pudo ver el rostro aún lloroso de su paciente y limpió los restos de llanto en sus mejillas con sus pulgares.

—Volvamos a tu habitación, aún me queda media hora de las dos horas que separé, conversemos un poco.

Jimin asintió.

Luego de dejar todo como lo encontraron, fueron a su destino.

—¿Crees que mañana sea un buen día para recibir a tus amigos?—preguntó y el menor lo pensó unos largos quince segundos.

—Si, pueden venir.

—Entonces, déjame apuntarlo o seguramente lo olvidaré.

—Doctor—susurró Jimin, con un un poco de pena.

—Dije que hablaríamos, pero no sobre algo en específico. No te sientas presionado, esa no es mi intención. Podemos hablar sobre perritos, me gustan los perros, pero no puedo adoptar uno por ahora.

—¿Por qué?

—Tiempo, me falta tiempo para tenerlo. No me gustaría dejarlo solo durante todo mi horario de trabajo.

—Entiendo. Cuando era niño, mi padre encontró un cachorro abandonado en la calle y lo trajo a casa. Fue el único que tuve, era muy dulce y cariñoso, en ocasiones mordía mis zapatos, pero siempre fue un gran perro. Vivió diez años y luego volvió al cielo de donde vino o por lo menos eso fue lo que mi papá decía, que los animales tienen su propio y más maravilloso cielo.

—Era un hombre sabio.

—Oh ¿Lo era?—pregunta Jungkook sin notar el cambio de voz.

—¿Qué era?

—¿Tú, no hablaste?

—No

—Oh, Dios.

—Si, soy yo. ¿Cómo adivinaste?

—¿Está bien?—preguntó Jimin, confundido—¿Pasa algo?

El mayor se apresuró a negarlo.

—No pada nada, no te preocupes. Solo recordé que mas tarde debo hacer algo, pero hablemos. ¿Crees en Dios?

—¿Eh?

Hola, si puedo subiré otro capítulo hoy

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hola, si puedo subiré otro capítulo hoy.

Muchas gracias por leer.

Melissart🌌

I WISH TO LOVE YOU [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora