Azul

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Los gritos en el pasillo hicieron que despertara de improvisto. Un hombre lloraba desesperado, esto hizo que recordara la noche en la que encontró a su padre muerto en su habitación.

Su llanto también fue desgarrador, tanto que quedó afónico los días siguientes, pero no descansó, el dolor no se iba incluso si su saliva tenía sabor metálico por la sangre que salía de su garganta lastimada.

Pasó una semana para poder por lo menos dejar de llorar durante el día.

Dicen que por la noche todos recordamos nuestros miedos y penurias. Eso fue lo que experimentó, cada parte de su casa estaba llena de momentos que compartió con su padre, caminaba en círculos por la sala y terminaba sentándose en medio, se repetía una y mil veces que debía calmar su corazón, que tenía ser fuerte, pero era imposible.

—Dime padre ¿Qué puedo hacer sin ti?—pedía entre lágrimas—Perdóname, fue mi culpa. Todo ha sido mi maldita culpa, debes odiarme por ser el peor hijo. No quiero vivir sin tí ¡Yo debería estar muerto!

Las heridas de Jimin jamás sanarían, sus penas seguirían acompañándolo hasta el fin de sus días.

A donde sea que fuera, todo el dolor se acomodaba como un gran saco a su espalda y no lo dejaba avanzar, él tampoco quería hacerlo, estaba cansado, no sabía de donde sacar mas fuerzas porque las que tenía se fueron esa noche al abrir la puerta de la habitación de su padre.

Se levantó y caminó hasta la puerta y la abrió un poco para ver lo que sucedía.

El hombre seguía llorando en el suelo, abrazando sus piernas y entre su llanto pedía ver a alguien.

—¡Jeong Ji! ¡Quiero ver a Jeong Ji!

Los internos de turno intentaron levantarlo, pero no pudieron hasta que una mujer llegó corriendo y de inmediato se lanzó al suelo para abrazarlo.

—Lo siento Hoo Ye, perdón por llegar tarde. ¿Te asustaste mucho?—dijo la mujer acariciando sus mejillas.

Parecía ser su familiar, estaba convencido de que era así hasta que uno de los internos le llamó doctora.

—Doctora, lamentamos molestarla de madrugada, pero el señor Hoo Ye se despertó de improvisto.

—No te preocupes, ayúdenme a levantarlo, tenemos que llevarlo a su habitación.—suavizó la mirada y se dirigió al hombre que limpiaba sus lágrimas—Vamos a dormir, es de madrugada Hoo Ye, tienes que descansar bien o te quedarás dormido durante el día.

Él parecía tener unos treinta años, pero ella lo trataba como un pequeño niño, con dedicación y cariño.

Al llegar el día, no pudo evitar preguntarle a Jungkook por lo que había sucedido.

—El paciente Shin Hoo Ye tiene retraso mental, es prácticamente un niño. Está aquí porque comenzó a tener conductas violentas y su familia no sabía como controlarlo. Lleva tres meses y desde que conoció a su psiquiatra, le tomó un gran cariño, es por eso que cuando tiene pesadillas la llama desesperado.

—Cuando salga de aquí, él va a extrañarla mucho.—dijo el menor, recordando el episodio de la noche anterior.

—Espero que cuando salgas, también me extrañes.

—¿Q..qué es lo que está diciendo?—tartamudeó—No me acordaré de su cara a penas ponga un pie en la puerta de salida.

Jungkook tocó su pecho y fingió estar herido.

—En verdad eres cruel, me han dicho que has estado comiendo todos tus alimentos, te felicito—alzó su mano mostrando solo su pulgar para arriba y guiñándole un ojo—Espero que sigas así, deber ponerte fuerte.

I WISH TO LOVE YOU [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora