A ciegas

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La llame tan desesperadamente que mis lágrimas comenzaron a golpearme los ojos.

-MAMÁ - gritaba cada vez más fuerte mientras con dedos temblorosos marcaba el 911.

Su pecho subía y bajaba con tanta lentitud que me obligó a contener el aliento. Mientras le explicaba por teléfono la situación me pude dar cuenta que yo no estaba respirando, todo el aire lo estaba conteniendo dentro de mi.

Al terminar la llamada fui junto a ella y la abracé muy fuerte. Mientras lloraba  silenciosamente y repetía una y otra vez.
-Estarás bien....vas a estar bien... estarás bien-

Mis lágrimas eran tan saladas como el agua del Mar Caribe y retozaban en su recorrido de mis ojos a la boca, mientras observaba cómo los agentes del 911 la acomodaban en su camilla.

Ellos me hablaban pero no los entendían, solo miraba en una especie de trance sus movimientos.

-Señora!...señora!-

Cuando al fin entré en si, salí de la casa no sin antes percatarme de que habían forzado la puerta, quizás me llamaron pero no escuchaba.

Agarraba la mano de mi madre tan fuerte que me llamaron la atención.

Nadie sabe lo que se siente que te estén arrancando el corazón, lo tienes en tus manos y se te resbala poco a poco, pero no puedes hacer nada solo orar tan fuerte que Dios no le quede otra cosa que escucharte.

Llegamos al Centro Médico y se la llevaron a emergencias.

Las náuseas me atacaron y no pude contenerlas, así que vomité en un área verde cerca de emergencias, me importaba poco lo que la gente pensara.

Los siguientes minutos fueron los más largos de mi vida, no entendía nada, todos se movían sin darme razón, pero tampoco podía evocar palabra alguna.

De minutos se formaron las horas. Y justamente pasaron cuatro horas cuando el médico salió a darme razón de ella.

Su cara no me decía nada, era como si el dolor del lugar no le causara ningún efecto. Simplemente trabajaba.

-Sra Amador, su madre tenía una hemorragia interna, al parecer desde hace tiempo ya, aunque era muy pequeña casi imperceptible pero al parecer realizó algún esfuerzo que hizo que se desgarrara, pero ella está mejor-

Por fin pude respirar y en él quiso aflorar alguna especie de sonrisa.

-Esta fuera de peligro ya- y me palmeo la espalda.

Creo que en ese momento fui el ser humano que más gracias a Dios le dio en los últimos tiempos.

Pero eso me llevo de nuevo a pensar que debí contratar de nuevo a una enfermera. Luego de las terapias al ver que no funcionaba mi madre había insistido en que ya podíamos prescindir de nuestra enfermera, que ella podía valerse por sí sola y aunque en cierto modo era así, los esfuerzos le estaban pasaron factura.

Sentada en aquella sala de espera en el que prácticamente estaba sola, puse sentir ese perfume que me calaba hasta la sien.

Esa sensación de él, estaba ahí, estaba cerca de mi.

Damián.

Con timidez mire a mi lado mientras escuchaba como el corazón me martillaba a los oídos, había pasado tiempo mucho en el que no lo había visto al menos no así, tan cerca que inhibió mis pensamientos, no era capaz de articular.

-Living-

Su voz! Juro por Dios que sentí como deletreaba cada letra de mi nombre, la forma en que se curvaban sus labios al mencionarlo, se tatuaron justo en mi mente. Podría hacer un cortometraje de él mencionando mi nombre una y otra vez.

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⏰ Última actualización: May 19 ⏰

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