En un mundo donde la raza humana evolucionó ya sea para bien o para mal. Los niños nacían con mutaciones o con una apariencia normal, pero a los 4 años desarrollaban habilidades que brindaban poder a sus usuarios, estos eran conocidos como quirks.
Ahora en las afueras de la ciudad de Musutafu, en una de las carreteras iba un carro viajaba una pareja compuesta por una mujer y un hombre. En el asiento de copiloto iba la mujer que era delgada, de cabello verde y ojos del mismo color, mientras el conductor era un hombre de cabello negro alborotado con pecas en sus mejillas.
Estos eran el señor y señora Midoriya. La pareja se encontraba con una mirada preocupada, pues habían hecho todo lo posible para poder tener un hijo, pero desafortunadamente el marido de nombre Hisahi tenía un gran sentimiento de culpa.
Hisashi: Esto es mi culpa Inko. - decía con frustración.
Inko: Cariño no tienes que culparte, algunas personas pueden ser fértiles o no. Solo cálmate. - decía acariciando el hombro de su marido consolándolo.
Hisashi: Ni siquiera el tratamiento funcionó, ¿cómo esperas que me tranquilice?
Inko: El tratamiento era experimental, lo sabes.
Hisashi: Pero gastamos una fortuna en ello. Tendremos que vender la casa.
Inko: Hisashi Midoriya, esa casa ha estado en tu familia por 5 generaciones, no puedes venderla.
Hisashi: Es solo una casa Inko. Nuestro futuro vale más que eso, además, tú y yo solos en esa casa, se sentiría muy vacía.
Inko: ¿Entonces que planeas?
Hisashi: Hmmm, ya se. Compraremos un apartamento, me aseguraré de no tener que rentar y viviremos tranquilos juntos. - dijo subiendo el ánimo.
Inko: Espera Hisashi, aún podemos adoptar, hay más opciones que un embarazo.
Hisahi: Tienes razón, pero aun así tendremos que vender esa casa, o no podremos mantener al niño. Yo me encargo, tendremos un hijo cueste lo que cueste.
Al parecer las cosas no saldrían como lo planearon, pero siempre hay una opción que te puede llevar a la felicidad. Las cosas estarían bien mientras se apoyarán el uno al otro, y con eso en mente continuaron su camino. Hasta que...un neumático se ponchó.
Hisashi: ¡Maldita sea! Esto solo mejora y mejora. - gritó y lo último lo dijo con obvio sarcasmo.
La pareja bajo del vehículo y mientras Inko encontraba una forma de contactar un mecánico o pedir ayuda, Hisashi buscaba sus herramientas para retirar el neumático. Tras unos minutos de trabajo logró quitarlo, desafortunadamente la carretera estaba desierta y no había autos cerca.
Hisahi: Inko, ¿lograste conseguir ayuda? - pregunto, pero no recibió respuesta – ¡Inko! - llamó nuevamente pero solo había un silencio que se rompió con un sonido similar a un golpe de tambor, por lo que se dirigió hacia ella – Inko, ¿estás bien?
Inko: La pobre mujer estaba temblando – Ca-cariño, mira. - apuntó al cielo.
Acatando la orden de su esposa volteó al cielo en donde tuvo que cubrirse con su brazo para que el sol no afectara su vista, pero cuando miró lo que había en el cielo quedó inmóvil. Una enorme bola de fuego acercaba hacia ellos a gran velocidad, y rápidamente saliendo de su shock tomó a su mujer y la llevó detrás de su auto mientras la abrazaba de manera protectora.
Cuando menos lo esperaron se escuchó como aquel asteroide se estrelló en el suelo mientras arrasaba con lo que se le interponía en su camino. EL crujir de la tierra y como esta se quemaba mientras una gran nube de polvo se elevaba, sobre el matrimonio que se abrazaba esperando ese no fuera su último día de vida. Cuando el polvo se disipó se levantaron y pese a que sus instintos les decían que se alejaran, la curiosidad fue mayor, se acercaron a ver qué clase de asteroide era, pero se llevaron una gran sorpresa.
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Izuku, El hombre de acero
FanfictionLa tierra, un mundo donde el 80% de la población tiene algo conocido como Quirks, poderes que solo eran de la imaginación y de comics, hay tanto héroes como villanos, pero hay un hombre que se alza sobre todos, algunos lo aman, otros lo odian, y en...