Capítulo 2: Midoriya Izuku: origen

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Izuku: Hola – hablando.

Izuku: *Hola* - pensando.

Izuku: [Hola] - dispositivo.

Izuku: Hola - susurrando.

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Han pasado unos meses desde el nacimiento del pequeño Izuku Midoriya. Estos pocos, pero largos meses han estado llenos de felicidad en la familia Midoriya, pues el pequeño era sano y lleno de alegría, siempre esperando por los cariños de su madre y los viajes sobre los hombros de su padre, y con cada momento familiar el bebé solo reía más y más.

Pero la vida siempre ha tenido sus desgracias, y una de esas desgracias ocurrió cuando la compañía en la que Inko trabajaba sufrió pérdidas por una mala inversión y con ello llegaron despidos masivos, entre esos despidos se encontraba la joven madre.

Inko: ¿Qué vamos a hacer? - preguntó mientras las lágrimas caían de su rostro.

Hisashi: Te-tenemos que encontrar una forma de conseguir dinero pronto, no podemos endeudarnos, no ahora. - mientras sujetaba su cabeza con frustración.

Inko: No hay ninguna compañía en la que me quieran contratar, ya ha pasado un mes. ¿Qué haremos con Izuku?

Hisashi: No lo sé, no lo sé, ya averiguare que hacer, solo dame un poco de tiempo.

Nuevamente los días pasaron, pero las preocupaciones perduraban. Sin el trabajo de ambos no podrían mantenerse ni a sí mismos, mucho menos a su hijo, pero un hombre hace hasta lo imposible por su familia, y Hisashi no permitiría que su esposa e hijo vivieran un estilo de vida deplorable, lo que lo llevó a hacer uno de los más grandes sacrificios que un padre puede hacer, uno incluso mayor que sacrificar su propia vida.

Inko: ¿Hisashi? ¿Hisashi? ¿Eh? - mientras buscaba a su marido en el departamento encontró una carta.

Para Inko.

Para cuando estés leyendo esto ya me habré ido, pero no sabía que más hacer. Tomé un puesto de trabajo en el extranjero donde me pagarán el triple, pero no puedo hacer que vengan conmigo solo por mi trabajo, tendríamos que mudarnos constantemente, tu e Izuku tienen a los Bakugo como amigos en Musutafu. No puedo arriesgarme a que Izuku crezca en un estilo de vida en el que nunca podrá formar amistades duraderas. No me despedí porque sé que si lo hacía no sería capaz de irme. No me llames, cambié mi número y no viviré en un lugar fijo. Les estaré enviando la mayor cantidad de dinero que pueda cada mes, por favor, cuida a Izuku por los dos, no sé cuándo ni donde, pero ten por seguro que nos volveremos a ver.

Hasta pronto, los amo.

Inko al terminar de leer la carta dejo caer el papel mientras su mirada vacía miraba a la nada mientras caía de rodillas y las lágrimas no tardaban en salir. Un llanto silencioso era lo que se escuchaba en el pequeño departamento mientras en una cuna, un pequeño despertaba, la falta de sus padres lo hacía tratar de levantarse para buscarlos, pero al no encontrarlos a su alrededor comenzó a llorar.

Inko al escuchar el llanto de su hijo seco sus lágrimas mientras se dirigía a la habitación del bebé, el cuál al ver a su madre extendía sus pequeños brazos para alcanzar a su madre. Inko tomo a Izuku en sus brazos mientras este se calmaba, pero a su vez volteaba a su alrededor buscando algo que ni siquiera el reconocía aún, pero su madre solo pudo soltar unas pequeñas lágrimas al saber a quién buscaba. Sabía que no sería fácil, pero debía esforzarse para criar al niño lo mejor que podía, no dejaría que su marido haya sacrificado tanto por nada.

Izuku, El hombre de aceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora