A ʟ ᴍ ᴀ [#2] © (Corrigiendo)

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(***)

Los amarillos ojos de Bill la observaron detenidamente. Acarició su mejilla y le corre algunos mechones que caían sobre su frente. Sus labios se curvaron en una sonrisa y beso mi frente.

Se levanto de la cama para de un chasquido volver a vestirse. Me senté en la cama cubriéndome con una manta y observarlo.

—¿Ya te vas? —Pregunte confundida. Bill no era de esas personas que te hace un delicioso y se va como si nada.

—Sí, tengo cosas que hacer —Se volteo a verme. Entorno los ojos al verme— ¿Por qué me estás viendo así?

Me encogí de hombros. Me tome unos minutos antes de hablar.

—¿Realmente nunca tuviste interés en experimentar el deseo carnal en el pasado? —La pregunta salió de mis labios tan fluida que me impresionó no trabarme.

Bill me observo desde su posición sin cambiar su expresión, su mirada me estaba incomodando. La habitación se volvió incomoda y mis manos temblaban.

Lo escuché soltar un quejido.

Se sentó en mi cama, tomo mis manos. La cálida sensación me dio una vibra reconfortante.

—¿Estas dudando de mi?

Su pregunta mato todas las buenas sensaciones que estaba sintiendo con su toque. Mi pecho dolió y la decepción me gano, estaba omitiendo la pregunta ¿Quería manipularme?

Aparte mis manos de las suyas y lo mire con las cejas arrugadas.

—No —Respondí entre dientes—. Solo fue una pregunta, no sabía que preguntar era también dudar de ti.

Retire las sabanas de mi cuerpo y me levante para buscar mi ropa esparcida por la habitación llena de maletas con mis cosas, faltaba poco para que mudara a mi nuevo hogar. Me puse mis bragas y una de mis camisas para dormir.

Sentí las manos de Bill abrazarme por la espalda, me quede rígida en mi lugar.

Comenzó a repartir besos por mi cuello, cuando intente apartarlo, tomo mis brazos y me giro para quedar frente a él.

—Perdón...—Me observó con serenidad— No debí reaccionar así, pero tu tono acusador me hizo pensar que estas dudando de mí.

—No desconfió de ti, me demostraste que si puedo confiar en ti... no te debería preocuparte de eso.

Su mirada agradecida se me hizo tan tierna que no puede evitar besarlo. Beso que el me correspondió con gusto.

Fue cuando a la mente se me vino aquella mujer, su expresión de burla y diversión. Entonces recordé que debía contarle a Bill sobre lo que paso. Cuando rompí el beso estuve dispuesta a explicarle lo sucedido.

—Bill... —El me observo con curiosidad— El otro día una mujer extraña se me apareció... dijo que fue tu amante ¿Eso es verdad?

El descontento en su mirada no se hizo esperar, sus brazos al redor de mi cintura se tensaron confundiéndome. Me miro con los ojos entornados.