A ʟ ᴍ ᴀ [#2] © (Corrigiendo)

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(***)

—¿Un baile? —La curiosidad de la joven hizo sonreír de medio lado al castaño.

Tomo asintió en los pies de la cama, en donde observo a la que en otra dimensión era su prima, pero aquí no lo era, y era algo que ella no quería entender. De su mano aprecio una tarjeta de invitación, se la extendió.

Dudo por unos segundos en decirle, pero finalmente lo hizo.

—Bill... quiso que organizáramos el baile, para hacerle creer que estas con nosotros...

—Pero estoy con ustedes.

Una de las manos de Dipper sintió la necesidad de tocar su mejilla, pero no lo hizo, por el contrario reprimió el impulso, apretando su puño.

—Por ahora —Intento mantenerse firme. Para el Gleeful estaba más que claro que lo que sentía por la oji verdes no era un atracción pasajera, era algo que no podía controlar— durante el Baile te irás a la otra dimensión, es una distracción para que vuélvelas con Bill.

Los ojos de la azabache brillaron, ilusionados por volver con el demonio. Algo que Dipper noto, y le dolió. Ardió tanto como si estuvieran quemando sus órganos internos, sensación que lo obligo a ponerse de pie.

Adoptando de repente su rostro  más serio.

Sin decir más salió de la habitación, dejando a nuestra protagonista confundida por la reciente acción, puesto que la misma no era consciente de los sentimientos del castaño. Dipper ante sus ojos siempre fue su adorado primo, familia a la que quería.

El oji azul salió de la mansión. Últimamente era lo que más hacia, pasar al bar era rutina.

Pero lo que más amargo su tarde fue ver a ________Cordury en el mismo bar, en su mesa, y para colmo, era idéntica a la persona que le gustaba. Tener la imagen de ella lo hacía hervir, porque, tenían la misma apariencia, pero no eran la misma persona.

Se acerco molesto hacia la mesa donde la jovencita se encontraba.

—Muévete.

—Tampoco es un agrado verte Gleeful —Se llevo el vaso a los labios, bebiendo del liquido dentro—. No seas amargado y siéntate, no arruines tu imagen.

Dipper con fastidio se sentó junto a la joven.

Le pidió desde su lugar al mesero que le llevara una botella de licor, podía sentir los ojos curiosos de la Cordury sobre él, algo que lo fastidiaba y eso la oji azul sabía. Para cuando cruzaron miradas, ambos se miraban con un reto evidente.

—¿Tienes algún problema?

—Tú pareces tenerlo. Tu forma de arrugar la nariz me lo dice, me habla. —Sonrió con burla.

—No es cierto.

—Si no quieres admitirlo está bien, pero estoy un noventa por ciento segura de que es por mi otra versión.