A ʟ ᴍ ᴀ [#2] © (Corrigiendo)

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(***)

—¿Que es eso? —Mabel alzo el mentón intentando descifrar que era lo que tenia Bill en sus manos.

Ford se giro, al igual que Dipper. El demonio había desaparecido y no paso desapercibido para los Pines. No muy contento por la insistencia de estrella fugaz, le enseña un pequeño frasco azul.

—¿Que es? —Preguntó Ford, observando con cierto desconfianza en su voz.

Bill suspiro, intuía que ellos al ser mortales no se darían cuenta del poder que emergía de ese diminuto frasco.

—Es una poción —Contestó este obvio.

—Eso ya lo sabemos imbecil —Se quejo Dipper, ganándose una mala mirada del demonio—, queremos saber para que funciona.

—Es para _____, la hará humana otra vez.

La sorpresa en las caras de los Pines no paso desapercibida ante los ojos del rubio, noto la esperanza que esta información les brindaba. Más aun dudaba de su efectividad, jamás se había usado con otro demonio antes y le aterraban las consecuencias laterales que sus efectos tendrían en el cuerpo de la joven.

Su objetivo era curarla, no lastimarla más.

Por lo que, su expresión seria no cambio en ningún momento, pero este era un pequeño detalle que los Pines pasaron por alto. Ya que su nueva oportunidad, era mas alta y cercana de lo que hubieran estado antes.

—¿De verdad funciona? —Interrogó Ford.

Bill lo miro, pagado. Realmente no lo sabia, porque... ¿Lo haría?

—Si. —Quizás esta era la mentira mas piadosa que había dicho en su vida. Siempre había mentido por beneficio propio, y jamás para espero hacerlo para crear calma en otra persona. Solo lo había hecho con la bonita joven de hebras azabaches.

Y con este nueva esperanza, los Pines comenzaron a idear un plan que ayudaría a rescatar a Stan y a _____.

Mientras que Bill sentía como cierta criatura peli rosa, lo llama, queriendo que presenciara cómo corrompían el cuerpo y el alma de la única persona que lo ha hecho sentir vivo de verdad. Sentimiento que golpeaba el pecho del hombre sin parar, torturándolo y deseando exterminar a cualquier criatura que intentara lastimar lo que era suyo.

(*)

El cansado y adormecido cuerpo de la Pines, apenas podía recibir las ordenes que su cerebro le exigía a su cuerpo.