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La brisa golpe su cara mientras corría con fuerza por el bosque. Respiro agitadamente, necesitaba huir tan rápido como se le fuera posible.

Recargo su cuerpo en un árbol, buscando por un segundo recuperar el aliento. Antes de seguir huyendo.

Lloro, de potencia, de rabia y sobre todo de dolor. Tenía heridas por todo el cuerpo, sentía que en cualquier momento se desplomaría y se caería. Sus lagrimas fueron limpiadas por el viento. Tenía las mejillas y los ojos rojos e hinchados.

No había salida y lo sabia bien.

Aun así, no se rindió.

Dio unos tres pasos mas antes de que el suelo se moverá tomándola por sorpresa y mandándola colina abajo. Su cuerpo choco con múltiples arboles y piedras, provocando mas heridas en su ya adolorido cuerpo. No tenía idea si podía seguir corriendo después de esa caída.

Levantó su tembloroso brazo y se aferro a la tierra, arrastrándose como un ultimo intento de escape.

Chilló cuando sentía como las ramas se aferraban a su muñecas y tobillos, girándola. La alzaron en el aire, reteniéndola otra vez. Se preguntaba seriamente cuándo acabaría esa tortura.

Y finalmente; Nahama la había encontrado.

Ella sonrió con arrogancia, como solía hacerlo siempre, burlándose de lo estupida que se veía la azabache huyendo de ella. Ladeo la cabeza, tomo su mentón y abrió los ojos aun mas, dejando ver sus ojos rojizos y sus finas pupilas.

—Aquí estas... mi querido Recipiente.

______ frunció el ceño cansada.

—Esperó que te pudras en tu propia miseria, maldita perra. —Ladró furiosa. Ganándose un doloroso apretón de las ramas en su cuerpo.

Se quejo, más no bajo la cabeza, por mucho que lo quisiera y añorara un descanso, no le permitió el gusto de verla derrotada.

—Es inútil que me insultes corazón —Ronroneo juguetona, recargando su espalda en la de la azabache—, ya me salí con la mía ¿Qué mas vas hacer?

Era cierto ¿Qué mas podía hacer?

Ella ya estaba en su cuerpo, podía sentir como se debilitaba, como era consumida por la oscuridad de la inexistencia en la que pronto se convertirá.

Suspiró agotada.

—Si me voy a morir, al menos ¿puedo hacerlo lejos de tu desagradable presencia? –Preguntó irónica.

El demonio se encogió de hombros, puesto que realmente le daba igual si moría cerca o lejos de ella. Aun así, era consiente que Bill era un ser sumamente molesto que siempre buscaba una manera de arruinar sus planes.

A ʟ ᴍ ᴀ  [#2] © (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora