A ʟ ᴍ ᴀ [#2] © (Corrigiendo)

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Advertencia (+18)

El rubios arrastraba a la azabache con rapidez, intentando camuflarse en la multitud.

Nahama furiosa, observo al gentío preso del pánico ante la imponente forma demoniaca que había adoptado. El cuerpo no era suyo, lo había tomado prestado de una persona al azar, no le importo hacerla sufriría para cumplir con su objetivo. Creo una cantidad absurda de energía demoníaca, sabiendo, que el cuerpo humano no soportaría esta cantidad abrumadora de energía.

Su deseo por obtener el cuerpo de la Pines era más grande que cualquier meta que haya tenido en el pasado. Permanecer encerrada por otros mil años más, condenada a no tener un cuerpo físico, no era lo que quería. Obtendría su libertad.

Lanzo el ataque una vez que acumulo su energía.

El fuerte estruendo que se formo tras la explosión fue tan intenso que no se escucho nada más. El  polvo nublo la visión de la demonio, quien ya comenzaba a sentir las facturas por usar tal poder en ese cuerpo tan inútil y frágil.

Se quejo, más no se detuvo.

Pudo observar cómo a lo lejos, el rubio y la azabache corrían adentrándose en el bosque, llena de ira, no perdió tiempo y los siguió, sin disimulo, evidentemente.

Los arboles eran arrancados de sus raíces, al mismo tiempo que eran lanzados hacia la pareja que corría sin detenerse. Inexplicablemente, Bill no estaba utilizando sus poderes, y sus ataques de energía no servían en el ¿En qué demonios pensaba ese rubio mal nacido? Se cuestiono Nahama ante lo extraño de la situación.

Cada segundo que pasaba siguiéndolos y atacándolos sin fuerza al rubio o a la azabache, su ira incrementaba. Por lo que, apareció frente a ellos, con un movimiento de manos, los mando a hacia atrás con una fuerte ráfaga de viento. La piel del cuerpo comenzaba a derretirse y caer, dándole una apariencia más espeluznante de la que ya tenía.

—Te consideraba más astuto Gleeful —Comento con una voz notoriamente molesta. Miro a la Cordury con asco—, la gentuza siempre se va con lo primero que consigue.

Aquellas palabras tocaron una fibra sensible en el pecho de la_______ de esa dimensión, ya que, sabía perfectamente a que se refería. Y Dipper también lo entendió.

Se deshizo de la ilusión que lo hacía verse igual que el demonio rubio.

—Y yo te consideraba más inteligente —Atacó. Observó a la mujer, quien ya tenía la mitad del rostro derretido y lleno de sangre— caíste en la trampa de Bill, perdiste maldita desgraciada.

—Puede ser, pero. No soy la única que perdió algo ¿Verdad?

La arrogancia de Dipper cayó, la azabache lo miro si comprender de lo que ambos indirectamente se decían.