Capitulo 32

928 51 10
                                    

Cuando lo observo acortar la distancia entre nosotros, de repente siento miedo. Miedo a lo que pueda decirme, miedo a que me odie… terror a su rechazo. Volteo y le lanzo a Kaley una mirada llena de reproche. Sé que ella tiene que ver con que Norman esté aquí esta noche y no voy a perdonárselo.

En mi desesperación por desaparecer de aquí y alejarme de Norman, casi corro hasta el lavatorio. Cuando me paro frente al espejo estoy agitada. Miro sobre mi hombro para comprobar que estoy sola. El mareo de la borrachera se ha ido y fue reemplazado por unos nervios destrozados. Observo mis manos que tiemblan sin control.

-          ¡Mierda! ¡Está aquí! – grito a mi reflejo y golpeo con el puño sobre el mármol.

Hecho agua en mi rostro y trato de recuperar la compostura. Sé que las chicas no van a tardar en llegar. Y Kaley va a escucharme. No sé que hizo o dijo para que Reedus haya venido aquí, pero va a tener que aguantar mi enojo, quiera o no.

Escucho la puerta abrirse y volteo para enfrentar a esa que se dice mi mejor amiga y descargar toda mi furia en su bonita cara. Pero me congelo antes de empezar a hablar. No es Kaley, no es Summer… Quien acaba de entrar y está asegurando la puerta, es Norman.

-          Emma… - murmura con esa voz ronca que tanto extrañé.

Levanto mis manos frente a mí, enseñándole las palmas, pidiéndole sin palabras que no se acerque. No me hace caso y comienza a caminar lentamente hacia donde estoy.

-          No quiero hablar contigo, Norman… - digo al tiempo que imito sus pasos en sentido contrario, para alejarme de él.

-          ¿Cuánto tiempo más vas a evitar escucharme? – me dice en un susurro sexy que me eriza la piel - ¿Quieres seguir confiando en tu perfecto novio?

-          Todo el que pueda…- respondo susurrando también – Él no me miente y me engaña como lo hiciste tu, no necesita hacerlo para que lo elija. Y lo que sea que quieras inventar para separarnos, no va a resultar…

No sé porque le miento así al hombre que tanto amo, pero solo quiero que se aleje de mí. Ya lo lloré y lo saqué de mi vida, no puedo volver atrás. Mi espalda choca contra la pared y no puedo retroceder más. Está a centímetros de mi cuerpo y no hay escapatoria de esa mirada intensa y esos hermosos ojos que siempre amé. Norman apoya sus manos contra la pared a cada lado de mi cabeza y agacha un poco su rostro para quedar alineado con el mío.

-          ¿Estás segura? – murmura y su aliento roza mis labios.

-          ¿Qué es lo que estas buscando, Reedus? ¿Por qué no vas a jugar con tu modelito a la familia feliz? – le espeto.

-          ¿Celosa, Em? – me pregunta, con esa sonrisa de lado que quisiera borrar de su preciosa cara de una cachetada.

-          No, Norman… Paul y yo estamos…

No logro terminar la frase porque me calla con un profundo beso. ¡Oh, Dios! ¡Como lo extrañé! No me importa nada y me dejo llevar. Con mis manos rodeo su cuello y me uno a su batalla en mi boca. Sus dientes atrapan mi labio inferior y me obliga a abrir mi boca para invadirla. Separa sus manos de la pared para abrazarme por la cintura. Con urgencia me acaricia la espalda, bajando hasta tomarme el trasero. En un rápido movimiento, enlaza mis piernas en su cadera y me aplasta contra la pared. Puedo sentir su erección contra mi cuerpo.

¡Si, Norman! Yo también te deseo… Nos besamos desesperados. No puedo tener suficiente de él. Gimo en su boca y lo muerdo suavemente. Él comienza a balancearse en contra de mi cuerpo. La ropa nos sobra. El calor me invade y siento que podría llegar al orgasmo solo con el roce de nuestros cuerpos.

Por Esos Ojos... (Those Eyes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora