¿Destino o Casualidad? «Sebastián Villalobos y Tú»

Capitulo 1: Invisible.

Es domingo en la noche y se que tengo tarea pendiente por hacer, pero seguro que si no la entrego por sólo una vez no habrá problema. Aún que no debería olvidar hacer mi tarea...
Busco mi iPhone, al encenderlo veo a Sebastián en mi fondo de pantalla, el esta sonriendo y yo inevitablemente sonrío. Lo desbloqueo y entro a Twitter, me doy cuenta que esta haciendo Follow Spree y comienzo a mandarle tweets como loca, permanezco mandándole tweets hasta que el dice que se va, otra vez no me encontró. Me siento tan triste, es como si fuera invisible para el, por mas que lo intento, no logro que me encuentre. Lagrimas amenazan por salir de mis ojos, es un sentimiento que no puedo evitar aun cuando se que muy muy en el fondo me ama, por ser suya, por ser su Pieza del Cubo.

Por la mañana me dirijo a la escuela, mi ánimo no ha mejorado desde la noche. Al llegar saludo a una amiga, ella al menos me comprende pues también es PDC.
-¿Qué te pasa? -Me dice Ashley sabiendo perfectamente lo que me pasa.
-Sebastián, ¿qué más va a ser? -Le digo a la defensiva.
-¿Crees que no se cómo te sientes?
-Si, perdón.
-Te voy a contar algo que te pondrá feliz. -me dice demasiado entusiasmada.
-¡Dime!
-Una de mis amigas, de esas que conocí en el aeropuerto cuando llegaron Sebas y los demás, sabe en donde vive Sebastián y me dará su dirección para que lo podamos ir a ver.
¿Qué? ¿Había escuchado bien? Ashley no era mi mejor amiga, nos comenzamos a hablar por Sebas, pero no era una relación tan cercana. ¿De verdad tenía la confianza en mi para llevarme a ver a Sebastián? Estoy en shock.
-¿E... En serio? -Es lo único que consigo decir. Sigo sin creérmelo.
-Yo estaba igual que tu cuando mi amiga me lo dijo, ella ya lo conoció, lloré tanto cuando me lo contó. -Me dice feliz, por fin había una verdadera oportunidad de conocer al chico de nuestros sueños.

Había pasado una semana ya desde el día en qué Ashley me dijo que iríamos a visitar a Sebas.
-¿No te ha dado la dirección? -le digo decepcionada.
-Ya me dio la dirección, el problema es que me hizo jurar que no se la pasaría a nadie.
-¿Como? -Siento como una ola de decepción y tristeza me recorre.
-Dijo que sólo tenía confianza en mí y prefería que no te la dijera, por seguridad, según ella.
-Tú sabes perfectamente que nunca la diría, no es cómo que quiera arruinar la privacidad de Sebastián. -le digo en cierta forma molesta, me estaba tachando de chismosa.
-Ya lo sé, pero ella no quiere, perdón.
-Esta bien, no te preocupes. -le comento tan desinteresadamente como me es posible. Estaba tan emocionada y ahora me dice que no lo conoceré.
-Perdóname, de verdad.
-Ya te dije que esta bien, no fue cosa tuya.
Y toda la semana fue la misma rutina: escuela, casa, tarea, twitter, bañarme, twitter, dormir.
Nunca antes había sido tan triste.