□ O3.

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BeomGyu caminaba feliz entre los pasillos del edificio mientras sostenía entre sus manos el recipiente con la comida que había preparado especialmente para su hyung

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BeomGyu caminaba feliz entre los pasillos del edificio mientras sostenía entre sus manos el recipiente con la comida que había preparado especialmente para su hyung. YeonJun se había levantado demasiado temprano y BeomGyu no pudo abandonar la comodidad de su cama, por lo que no le dio tiempo de preparar su desayuno antes de que se fuera. Para disgusto del menor, YeonJun era de las personas que se podían saltar las comidas si de trabajo se trataba y BeomGyu no podía permitir aquello, su novio tenía que estar bien alimentado para que su tigre se siga viendo majestuoso y hermoso, además de suavecito y esponjosito; él amaba acostarse sobre el abundante pelaje cuando YeonJun permitía tomar al animal el control total de su cuerpo.

— Buenos días noona, ¿puedo pasar a ver a hyung?

BeomGyu le sonrió a la secretaria. ChaerYeong era una fiel empleada de su novio, además ella amaba mucho al minino y cuando él se quedaba a hacerle cajitas de leche de varios sabores que amaba y aceptaba gustoso.

— ¡Beommie! qué bueno verte —la mujer sonrió mientras acomodaba algunos papeles en su escritorio— claro que puedes pasar dulzura, el señor Choi ha tenido un día muy estresante, creo que le vendrá bien tu visita.

— Espero que le guste lo que le traje.

— Lo hará —respondió mientras empujaba la puerta de la oficina para que pasara— si necesitas algo no dudes en llamarme.

ChaerYeong le acarició sus felpudas orejitas a lo que BeomGyu se restregó satisfecho en su mano mientras soltaba un tenue ronroneo, le encantaba recibir caricias de sus seres queridos, el gatito en su interior se acostaba y mostraba su pancita alegre cada que recibía mimos.

— Cuando tenga tiempo te llevo tu leche favorita y unas galletas.

— Que sea una cajita de vainilla por favor —ella asintió y se retiró a su escritorio.

BeomGyu entró a la gran oficina, los matrices grises y negros daban un aspecto bastante frío al lugar, pese a que la paleta de colores elegida mantenía el lugar elegante y el enorme ventanal que cumplía función de pared iluminaba de manera impresionante la estancia; seguía pensando que aquella decoración no era su estilo, lo consideraba monótono y aburrido, a él le gustaba los colores más alegres, en especial los tonos pasteles, casi todas sus ropas eran de esas tonalidades, inclusive cuando iba a reuniones importantes con su hyung este se encargaba de mandar hacer un traje especial para BeomGyu, que se acomodara a sus gustos y que así no tenga que usar trajes con colores aburridos.

A unos metros de él se encontraba un gran escritorio de madera negra, YeonJun trabajaba en él demasiado ocupado en lo que hacía que ni había notado su presencia. Su ceño se mantenía fruncido y la vena en su cuello resaltaba sobre su blanquecina piel, señal del estrés por trabajo.

— Yeonnie.

El nombrado enseguida despegó la mirada de su computadora al escuchar la dulce voz de su pareja, su pequeño le sonreía a unos cuantos metros de él. YeonJun sonrió, su día había sido una completa mierda y el tener a su gatito de visita era la mejor forma de no colapsar. Por otra parte, su tigre se asomó curioso, despertando de su siesta y saludando al pequeño felino que se encontraba tras el humano.

— Cariño, ¿qué haces aquí?

BeomGyu camino hacia su lugar y depositó el recipiente con estampado de ositos en la mesa.

— Hyung, no desayunaste, eso no es correcto.

YeonJun abrió la tapa y se enterneció al ver el sándwich con las orillas perfectamente cortadas junto a una porción de verduras rebanas en formas de corazones y flores. Su novio era como un ángel para él, quien lo procuraba y cuidaba cuando su día se volvía un completo caos.

— Ven aquí —ordenó con suavidad.

BeomGyu obedeció gustoso y se sentó sobre su regazo, recargó su cabeza en el hombro de su hyung y cerró sus ojos mientras este lo rodeaba con sus brazos. YeonJun enterró su nariz en el cuello del menor, disfrutando del aroma a frutos rojos combinado con las flores silvestres, enseguida sintió a su tigre ronronear complacido, totalmente drogado por el aroma de su pareja quien estaba soltando feromonas para bajar su estrés.

— Gracias —murmuró mientras depositaba un beso sobre la marca en el cuello del menor.

— Mmm —respondió adormilado puesto que su gato se había dormido al escuchar el ronroneo del alfa.

YeonJun sonrió mientras se dejaba llevar por la sensación de paz que sentía, el trabajo siempre representaba un dolor de cabeza para él, pero mientras tuviera a BeomGyu a su lado podría soportar todos los problemas y futuros conflictos.

YeonJun sonrió mientras se dejaba llevar por la sensación de paz que sentía, el trabajo siempre representaba un dolor de cabeza para él, pero mientras tuviera a BeomGyu a su lado podría soportar todos los problemas y futuros conflictos

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Dulce ronroneo [◇] YeonGyu. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora