Dulce ronroneo [◇] YeonGyu.

□ 32.

— ¡Hay un perro en nuestra cama! —YeonJun corrió a la habitación cuando escuchó el gritó de horror de su pareja.

Cuando entró lo primero que notó es que la cola de BeomGyu se había erizado, doblando su volumen de pelo, tuvo el impulso de pasar su mano sobre la esponjosita extensión, pero se contuvo sabiendo que probablemente obtendría un arañazo en su rostro.

— Lo traje del refugio, ¿te gusta?

BeomGyu lo miró mal, no se esperaba llegar a la casa y encontrar un animal extraño invadiendo su espacio. No era que odiara los animales, al contrario; los amaba, simplemente fue inesperado. Además, si le hubieran preguntado que mascota prefería, hubiera escogido alguno tranquilo o algo que no lo atacara mientras estaba transformado.

— ¿Por qué no me avisaste? —le reclamó— se supone que una mascota es algo que deberíamos escoger juntos.

— Fue algo que sucedió de último momento, además míralo —YeonJun lo tomo entre sus manos y la acercó a su pecho— ¿no es bonito?

— Lo es ahora, pero cuando crezca terminaré siendo comido por una enorme bestia.

YeonJun rio ante el comentario, se le había olvidado que en la secundaria BeomGyu fue correteado por el perro de su mejor amigo; corrió alrededor de cinco esquinas como un loco intentando salvarse, sin embargo, su intento de huir fue completamente en vano, el pobre terminó babeado por un juguetón labrador que solo quería divertirse. Tal vez había sido mala idea dejar que su amigo llevara a su mascota a casa, pero no era su culpa, él no sabía que BeomGyu estaría convertido en su forma animal.

— SooBin también adopto uno —su pareja lo miró sorprendido— por lo que sé es un ginger chihuahua, el de nosotros es un maltés, no crecen mucho.

Aquello pareció flaquear la postura de BeomGyu porque se quedó en silencio sin poder argumentar nada, además de que la curiosa apariencia del animal empezó a tener efecto en él.

Aún con incertidumbre se acercó y paso su mano por su cabecita, en seguida el cachorro se movió feliz hacia su palma y con el cuerpo temblando de la emoción trató de pasar a sus brazos. BeomGyu no pudo resistirse y la sostuvo, era tan pequeñito que cabía fácilmente en la extensión de su mano.

— Mírate, eres tan tierno.

El pequeño animal movía su cola feliz de recibir mimos por parte de sus nuevos dueños, BeomGyu sintió su corazón calentarse, se veía tan contento que no pudo resistirse a él.

— ¿Tiene nombre?

— No realmente —respondió volviéndola a tomar— pero estuve pensando uno en el camino.

— ¿Cuál?

— Gureum —YeonJun la sostuvo en alto y la presumió con orgullo— Choi Gureum.

— ¡Oye! podría ser Choi Gureum —refunfuñó entre risas.

— No le pega.

Ambos comenzaron a reír ante la situación, YeonJun parecía demasiado feliz por la pequeña bola de pelos que se movía alegre entre sus manos, aquella imagen era tan bella que BeomGyu la guardo como un hermoso recuerdo que deseaba poder recordar siempre.

— Está bien —accedió, guiñándole un ojo— bienvenido a casa, Choi Gureum.

Se acercó a su hocico obteniendo un pequeño lengüetazo en su nariz que le hizo sonreír. Nunca deseó tener un perro de mascota, pero en esos momentos al ver la emoción de la pequeña bola de rizos, sintió que tal vez había estado equivocado todo este tiempo.