□ 21.

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El irritante sonido de la alarma lo sacó de su sueño

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El irritante sonido de la alarma lo sacó de su sueño. Maulló molesto, apagó la alarma y volvió a dormitar un poco en lo que esperaba que sonara la segunda alarma, se acurrucó mejor en su cama y disfrutó del contraste que hacían sus sabanas calientes con el frío y la humedad que entraba por la ventana. Sintió a YeonJun moverse a su lado hasta acercarse a él y recargar su cabeza sobre su pecho, BeomGyu lo rodeó con su brazo y depositó un beso en su frente antes de volver a dormir.

— No quiero ir a trabajar —murmuró YeonJun cuando la segunda alarma sonó— no creo poder sobrevivir en la empresa otro día más.

— Mmm —balbuceó mientras alcanzaba su celular para apagar la alarma— creo que yo tampoco.

— Cinco minutos más —YeonJun enterró el rostro sobre su pecho y volvió a quedarse dormido al instante.

BeomGyu acarició sus cabellos mientras esperaba la tercer alarma. Los dos, como buenos felinos que eran les costaba mucho despertarse, por ello programaban varias alarmas para evitar quedarse dormidos.

— ¿Crees que puedas llevarme hoy? —preguntó YeonJun entre sueños— no quiero quedarme dormido mientras manejo.

— Sí, solo avísame diez minutos antes de que salgas para ir a buscarte con tiempo.

El alfa no respondió, probablemente había vuelto a caer dormido. Con cuidado apartó la cabeza de YeonJun y la dejo con suavidad en la cama, apagó la alarma por milésima vez y se dirigió a la cocina, pese a que YeonJun le correspondía preparar el desayuno ese día, BeomGyu no pudo obligarlo a hacerlo, sobre todo porque sabía la cantidad de trabajo que había tenido en esas últimas semanas.

Encendió la cafetera y sacó unos huevos de refrigerador para cocinarlos, tenía mucho que hacer ese día; un maestro se había accidentado dejando a su grupo sin clases, así que ahora le correspondía hacerse cargo de ellos, afortunadamente HyunJin no había sufrido lesiones graves así que podría volver dentro de unos días. BeomGyu se había sentido alagado cuando él le pidió de favor de enseñarle a su grupo porque le gustaba como enseñaba a sus alumnos; aún se emocionaba al recordar que su mayor admiraba su trabajo.

— Gracias por dejarme dormir un poco.

YeonJun entró en la cocina y se sentó con desgano en la silla, tenía el rostro más hinchado de lo normal, sus parpados se abultaban graciosamente alrededor de sus ojos dejando solo una fina línea recta para que pudiera ver. BeomGyu se preguntaba si realmente algo podía pasar a través de su visión inexistente.

— ¿Quieres que te prepare algo para almorzar o pedirás algo en el trabajo?

— Por ti ChaerYeong me tiene amenazado y ahora no puedo saltarme el almuerzo.

— No puedo creer que haya tenido que llegar a ese extremo para que te alimentes bien —se quejó.

BeomGyu le sirvió el desayuno y se sentó frente a él para comer el suyo, YeonJun parecía desayunar dormido, mantenía sus ojos cerrados por completo y la lentitud con la que masticaba los alimentos hacía que la comida se quedara por más tiempo en sus mejillas abultándolas, parecía más un hámster alimentándose que un tigre.

— No quiero ir —volvió a quejarse mientras metía un pedazo de pan a su boca.

— Vamos hyungie, pronto será fin de semana —trató de animarlo y de paso, animarse él también, porque tampoco le agradaba la idea de ir a trabajar tan temprano.

— El sábado también tengo que estar todo el día en la empresa.

BeomGyu suspiró sintiéndose impotente por no poder ayudar a su pareja, el pobre parecía colapsar en cualquier momento y el tener que quedarse solo observando sin poder quitarle la presión y el estrés de encima lo frustraba. Se levantó de su asiento y se dirigió hacia él para darle un beso en la mejilla y masajearle levemente los hombros que se encontraban rígidos y adoloridos por la mala posición en la que se mantenía todo el día.

— Si logras sobrevivir al domingo, te daré un premio.

Aquello pareció levantarle el ánimo, porque sus ojos por fin se abrieron, BeomGyu quiso reír porque pese a que sus ojos se habían descubierto completamente, no quitaba el hecho de que estaban rodeados por dos bolsitas inflamadas alrededor de ellos, dándole un aspecto gracioso a la mirada profunda que YeonJun siempre mantenía.

— Entonces tendré que vivir del café para poder llegar vivo al domingo y poder disfrutar de tu sorpresa.

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Dulce ronroneo [◇] YeonGyu. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora