CAPITULO 25

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Después de aquel encuentro con Carla en el metro. Samuel no había podido sacar la imagen de ella de su cabeza, esa mirada que le había causado tanto y que sintió no reconocer. Cuando llego a casa decidió no contarle nada a su familia sobre aquel encuentro, sabía que si lo hacía le harían un sin fin de preguntas las cuales no tenía ganas de responder.

Samuel llevaba varios minutos frente a la mesa de dibujos. Con su cuaderno cerrado sobre ella y el lápiz de grafito en mano. Había terminado de hacer una llamada con Rebeka, con quien seguía en contacto y estaba ansiosa de visitarle en los próximos días.

- Me ha dicho Nano, que rechazaste la invitación... otra vez - Escuchó a Lucrecia y se giró para mirarla detenida en la puerta. Con los brazos cruzados.

- Tú no tienes casa o qué? - preguntó haciendo que Lucrecia dejara escapar una risilla burlona - Digo, es que desde que volví, no hay momento del día en el que no me tope contigo. Creo que ya hasta te alucino -

- Primero. Dramas solo los míos, a ti no te quedan. Segundo, deberías acostumbrarte a toparte conmigo porque estaré por aquí por mucho tiempo o quizás para siempre - Lu mencionó haciendo que Samuel gruñera y rodara los ojos. La castaña volvió a reír - so, me dirás, por qué decidiste rechazar la invitación para ir con nosotros?-

- Por dos razones. Una, no me sentiría cómodo siendo el sujeta velas - Samuel se cruzó de brazos y frunció el entrecejo - Dos, solo has hecho la invitación para que Nano se sienta bien -

- Crei que no te habías dado cuenta, muy bien - dio dos palmaditas y sonrió - sigues siendo listo al final de cuentas - Lucrecia ingresó a la habitación después de que Samuel se lo indicara con un gesto - si te he invitado, fue porque se lo importante que eres para Nano y lo mucho que te echaba de menos, no había día en el que no te mencionara o contará alguna de las tantas anécdotas que tienen juntos -

- Joder también le eche tanto de menos... gracias por la invitación, pero prefiero quedarme en casa - respondió Samuel. Luego observó a Lucrecia que se acomodaba un poco el cabello y se atrevió a preguntar - De verdad, tú y Nano? Cómo pasó? -

- Si, Nano y yo - la castaña no dudo en responder y sonrió amplimente - He estado enamorada de tu hermano desde los catorce años... - confesó sin titubear haciendo que Samuel abriera los ojos muy grande -... no, no te diste cuenta porque andabas en tu mundo. En realidad nadie lo hizo, fui una experta en disimular y en esperar pacientemente a que se dieran las cosas entre los dos y fue tan perfecto ese día, mejor a como lo soñé - dejó salir un suspiró y sus ojos brillaron.

-Joder, ahora entiendo todo. Por eso razón cuando decidiamos venir a mi casa eras la primera en mostrarte encantada de hacerlo, pero, luego si solo estábamos nosotros empezabas a ponerte de mal humor de la nada y era porque no estaba Nano - Samuel dijo y vio a Lu asentir feliz -... o cuando me pediste su número para “arreglar tu coche”… vaya, no quiero ni pensar en los trabajos que te hacía – dijo con una mueca de espanto – también cuando te ofreciste a venir a mi casa y ayudarme en todo para pedirle a Carla que fuese mi novia y Nano se paseaba cada rato por donde estabas tú… qué gilipollas que fui -

- Lo sigues siendo –acotó con la mejor de sus sonrisas llenas de ironía mientras Samuel bajo la mirada apenado.

- Lu... por qué no le constaste a Carla que estaba de vuelta en Madrid? - se atrevió a preguntar después de un breve momento de silencio.

Lucrecia lo miró y ladeó la cabeza al recordar aquel intercambio de mensajes que había tenido con Carla, sobre el regreso de Samuel, y que terminó con una de las dos enfadada. Dejó salir un resoplido.

- No era mi deber hacerlo - respondió la mexicana haciendo que Samuel alzara la mirada - Tengo una lista interminable de cosas que preparé para decirte, mientras andabas de aquí y de allá, solo que ahora no tengo el tiempo para hacerlo y no quiero amargarle la noche a tu hermano. Pero no cantes victoria, que en cualquier momento lo haré - Samuel le agradeció con la mirada que se haya contenido de no restregarle en la cara el que se hubiera marchado - Si no le dije a Carla que habías vuelto, fue para protegerla -

NEGRO Y BLANCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora